29/5/19

Dos planetas y pico

No verán la noticia abriendo ningún telediario. Tampoco aparecerá en los grandes titulares de prensa. Y es muy posible que las agendas radiofónicas lo hayan pasado por alto. Sin embargo nuestro país acaba de marcar esta fecha en su calendario como el Día de la Sobrecapacidad, es decir, el día en el que nuestro planeta ya no es capaz de reemplazar todos los recursos naturales que obtenemos de él. 

Imagínense que desde ayer, 28 de mayo, ya no les quedara recurso alguno para poder sobrevivir lo que queda del año. ¿Y si les digo que esta declaración no es una fantasía, sino la pura realidad?

Estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades, no porque el Banco de España nos lo advierta con sus mensajes asustamercados, sino porque la Tierra –nuestro hoy por hoy único lugar habitable dentro del Universo conocido– está agotada.

Podríamos darnos palmaditas en la espalda, sentirnos orgullosos, puesto que nuestros vecinos europeos han apuntado este plazo quince días antes que nosotros, el 10 de mayo, pero no existe motivo para tal ínfula. Este año hemos adelantado la fecha varios amaneceres antes que el pasado. Además, puestos a hacer cálculos, desde que WWF empezara a computar este indicador en 1961, nuestros números rojos se han ido adelantando mes a mes. Del 13 de octubre entonces, a la fecha de hoy ahora.

Tanto mareo de cifras puede empañarnos el verdadero significado de esta magnitud. Pasando dichos números al lenguaje de la superficie medida en campos de fútbol, que hoy estemos hablando de este acontecimiento significa que necesitamos casi tres planetas –2,8 por ser exactos– para satisfacer nuestra demanda de bienes y servicios.

Me gustaría ser optimista, decirles a ustedes que no se asusten, que podemos frenar entre todos este desaguisado con una chispita de voluntad. Aunque no quiero pecar de ingenua: el camino no es tan fácil como cambiar nuestro coche diésel por uno mixto o eléctrico (que también). Pasa por deshacernos de muchos privilegios que creemos por defecto adjuntos a nuestra partida de nacimiento. Por seguir con el ejemplo expuesto, pasa por utilizar el automóvil particular cuando sea estrictamente necesario y no exista otra opción más eficiente.

Por supuesto que las voluntades política y económica son dos importantes cartas en la partida a todo o nada que nos estamos jugando; si bien los afanes y deseos del pueblo llano, al cual pertenecemos, alimentan dichas voluntades. Nada como dejar de consumir un producto para que la empresa que lo produce pergeñe ampulosas estrategias para estimular sus ventas. Nada como el voto cabal y la exigencia de medidas y actuaciones por parte de nuestros dirigentes que comiencen a revertir el problema desde ya. 

Apremiemos a los poderes fácticos, pero no olvidemos que el enemigo no está fuera. El enemigo también somos nosotros.

2 comentarios:

  1. Hola, preciosa:
    llevo un buen rato leyendo y disfrutando de tus escritos.

    Necesitaba desconectar de todo ( sin razón aparente creo)

    Un abrazo

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  2. ¡Hola, Luna!
    Madre mía, lo que me ha costado poder volver a comentar en mi propio blog. ¡Llevo días intentándolo!

    ¿Qué tal estás? ¿Qué tal va el confinamiento? Espero que tú y tu familia estéis bien, con el bicho lo más lejos posible ;-)

    Gracias por el piropo. Celebro que te gusten los posts. Tengo esto muy abandonado y no es por falta de ganas de escribir. A ver si poco a poco voy recuperando el "vicio".

    ¡Un beso requetefuerte!

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