20/12/11

Vida 2.0

Perdonen que me reitere con esto del trabajo, pero es que acabo de venir de unas charlas interesantísimas sobre La Publicidad en la Era Digital. Pensé que iba a resolver gran parte de mis dudas, ya que me encuentro en la tesitura de reciclarme profesionalmente ante la ingente cantidad de empleos que hacen referencia a ese ente sin -aún- forma llamado comunicación 2.0, pero, no es que no haya resuelto mis incertidumbres acerca de hacia dónde dirigir mis pasos, ¡es que vengo con infinitud de preguntas más!

Cierto es que al menos dos puntos se han vuelto más clarividentes en la centrifugadora de ideas y salidas que es en los últimos meses mi cabeza:

  1. La web 2.0 no es que sea el futuro es que es el presente (así que, Cal, a estudiar).
  2. Si no estás en la 2.0, no existes (créanme que llevo sin un triste teléfono una semana y me siento condenada al obstracismo).

Es que el tema se las trae, dirán que no y es muy posible que piensen incluso que eso no va conmigo, pero sí, también va contigo porque si está leyendo esto, es que al menos habrá estado buscando algún tipo de información en internet, sopena de tener al cencerro blogueril agregado en un lector de feeds o directamente ser un blogger. De menor a mayor profundidad usted está sumergido de lleno en la vida 2.0. No digamos ya si tiene cuenta en Flickr, Facebook, Twitter, Tuenti, Google +, canal YouTube...

Se me ocurren un montón de inciertos caminos por los que tirar, desde la alienación y el control de nuestra sociedad moderna (sobre esto ya intenté hacer tesina en otro momento de mi vida) hasta del hecho que conozcamos mejor a un paisano que vive en Wellington que a nuestra adorable vecina del 4º izquierda, pasando por la licuación de los contenidos, pero no.

Voy a tirar por el camino del medio porque lo que verdaderamente me ha provocado asombro es que hallándonos ante un cambio tan radical de perspectiva vital, ante un cambio seguramente estructural y sin retorno, la mayoría de los anunciantes prefieran enrocarse en esa postura tan cómoda y poco práctica que es la de llegar a todo el mundo pudiendo establecer relaciones de calidad verdadera con sus clientes y por lo tanto, casi seguro, establecer esa fantasía tan difícil de lograr que se llama fidelización. ¿De verdad vamos a convertir esta vertiginosa maravilla que se está dando ante nuestras narices en un simple instrumento más de mercantilización de todo? ¿De verdad encaminamos nuestros nuevos pasos hacia algo tan antiguo y obsoleto como primar la cantidad a la calidad? Me gustaría creer que no... idealista que sigue siendo una.

Mientras le doy más vueltas al coco y trato de sacar alguna conclusión -si es que la hay-, me voy a poner con mis recién adquiridos libros sobre el Community Manager y comunicación 2.0 que, es posible que no me valgan para mucho, o sí. ¡Quién sabe!

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