En mi caso particular me siento a gusto escribiendo estas sandeces que se me pasan por la cabeza. Me pongo a teclear casi sin dificultad y, salvo en raras ocasiones, lo divulgo con la misma alegría, sea purrela o no.
Pero, ay amigos, con la ficción es otra cosa. Me cuesta horrores ponerme a escribir relatos et al y conseguir un texto más o menos homogéneo, potable. No puedo quitarme el pudor de encima. Arrastro una vergüenza que me muero. ¡Eso que no pretendo otra cosa sino aprender!
En fin, digamos que no consigo habituarme. Y me encantaría no tener los momentos desesperantes que a veces tengo, aunque sea consciente de que es parte del proceso creativo. Sí, me fliparía abrir el cuaderno y que las ideas que tengo empezaran a desarrollarse como si (casi) nada.
Hace tiempo que entendí que nunca seré escritor de novelas. Me siento capaz de desarrollar una idea, de plasmarla con palabras adecuadas. Incluso me siento capaz de hacerlo aproximadamente bien. Sin embargo, me doy cuenta de que mi imaginación es insuficiente para crear historias como un Paul Auster o una Isabel Allende (por poner dos que me gustan y que probablemente no se gustarán entre ellos). Es lo que hay, y tampoco pasa nada. Casi todos hemos querido ser astronautas o cantantes o bailarines o actores o novelistas. Para acabar siendo funcionarios y blogueros (o comentaristas de blogeros). Es lo que hay, y tampoco pasa nada.
ResponderEliminarSiempre nos quedará Arcade Fire ;-)
¡Uy, novelista! Vamos ni se me pasa por la cabeza, NeoGurb. Simplemente quiero sentirme bien mientras escribo relatos/cuentos, como cuando era enana. Podíamos hacer un tándem, por cierto: a mí me sobran las ideas y me siento incapaz de desarrollarlas, ni bien, ni mal.
ResponderEliminarYeah, Arcade Fire!!!!!!!! Mañana mismo me voy al centro a hacerme con un cedé de Reflektor. Estoy sin uñas con tanta espera, estoy que me meo toooa. :-D