17/3/15

Jazz porque sí.

(Yo que pensaba darme unas vacaciones del cencerro...)

Es de este tipo de coincidencias que, cuando pasan, uno se dice ¡vaya! Estaba este fin de semana por la minimansión, marujeando haciendo los deberes (*), y llegó el mediodía. De manera instintiva, encendí la radio para irme a los fogones. Radio 3.

Una mierda porque estaba la Radio Encendida. No es que no me gusten los directos de los grupos más in de la escena patria, es que a las dos de la tarde tiene que sonar Jazz; soy un animal de costumbres. Pensé, por alguna extraña razón, que lo mismo Cifu estaba pocho. ¡El hombre es tan mayor!

Y hoy va y se muere. :''''-( Perdónenme el egoísmo, pero nos deja huérfanos de esta música, porque, que sepa, no hay más programas de Jazz que los suyos en R3 y Radio Clásica.

Le escucho desde hace mil, cuando tenía aquel maravilloso programa televisivo Jazz entre amigos. Vamos, que gracias a él en mi discoteca encontramos cosas de Miles, Bird, Dizzy, Ellington, Coltrane, Sony Rollins, Evans y muchísimos más.

Tuve el placer de conocerle. Aunque no lo crean soy tímida hasta la enfermedad con gente que me encandila y, en mis taytantos años, sólo he sido capaz de acercarme a él tras un concierto de Bob Sands Big Band en la sala Bogui Jazz y soltarle, roja como un pimiento morrón, la fascinación que despertaba en mí. Un hombre encantador que, tras mis atascadas palabras, me contestó soy yo el afortunado por tener oyentes como tú.

Hoy más que nunca besos, abrazos, carantoñas y achuchones varios para todos.

Hasta siempre, Cifu.

Trompeta de varas de la Bob Sands, ese día.
(*) Una coincidencia más: ilustrando una carátula de un LP de Charlie Parker para una asignatura, ¡cosas!, que por supuesto le dedicaré.

3 comentarios:

  1. El sábado, a instancias de mi hija, vimos IDA. Naima, Equinox, de John Coltrane, eran la música, además de otras. Me acordé de ti, claro.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Lo siento mucho.

    Un beso, Cal.

    ResponderEliminar
  3. Ida es mucha Ida, José Luis. Gracias por acordarte de mí. Es una honra grandísima que me asocien de cualquier forma con esa obra maestra. :-)

    Mi padre decía -y creo que ya lo he contado por aquí- que en la vida hay un instante en el que pasas de ir a bodas a asistir a funerales. Gracias a quien sea, mis mejores amigos no han sido nunca de pasar por el altar, pero a los cuarenta y tantos se empieza a ver qué sé yo al final del túnel y les da por arreglar papeles. Eso hace que entre funeral y funeral tengamos alguna alegría (si es que casarse lo fuera).

    No pasa nada, Porto. C'est la vie (ou la morte, plutôt).

    Besos a ambos dos.

    ResponderEliminar