22/3/05

Madrid y el 21 de Marzo

Ya es Primavera. Ahora sí que sí. Aunque El Corte Inglés nos anuncie en medio de los rigores del invierno con una modelo tan despampanante como Gisele Bündchen que ya es Primavera, sólo desde ayer podemos decir con certeza que lo es.

Para mi el día 21 de Marzo anuncia muchas más cosas que la llegada de la estación. El día 21 de Marzo de 1.991 fue la primera vez que vine a Madrid en mi vida. Fue en una excursión del colegio y yo venía acojonada. Me habían dicho que Madrid era una ciudad muy peligrosa y que tenía que ir con mil ojos para que no me robaran o me violaran o cosas por el estilo. Así que Calamity fue todo el día ojo avizor para que por lo menos no le robaran la cámara de fotos que llevaba colgada al cuello. La excursión fue lo más típica posible de un colegio de menesianos (unos frailes que daban clase): por la mañana Museo de Cera y paseo por el Palacio Real. El mediodía lo pasamos en El Retiro en plan picnic. Fue buenísimo. Los curas nos dejaron alquilar unas barcas y ¿a qué no os imagináis quién fue a parar con sus huesos al lago, repletito de peces mutantes, de El Retiro? No hace falta que le echéis mucha imaginación. Y por la tarde el parque de atracciones. Mis padres no me habían dejado nunca montarme en una montaña rusa, así que, aprovechando que ellos no estaban, me monté OCHO veces seguidas en la Siete Picos (de echo creo que no me monté en ninguna atracción más). Salí con un mareo tal que mis compañeros de 1º de BUP creían que iba pedete. Vomité el bocata que me había hecho mi madre con todo su amor.

El día 21 de marzo de 2.000 desembarqué en Madrid pero esta vez fue con una particularidad: para quedarme. Antes siempre había venido a la capital del reino pero para otros menesteres: la matrícula de la Universidad, de excursión con el cole, a ver alguna exposición en alguno de sus museos, algún concierto e incluso al rastro para encontrar alguna ganga, pero nunca me había planteado venirme aquí a vivir. Así que aquí me presenté con Berta, la maleta muerta (se llama así porque ya de vacía pesa un montón la condenada) a mi primera casa de prestado en la Plaza de España. Me fui a trabajar. El primer trabajo remunerado que tenía algo que ver con mi profesión y lo pasé fatal. No sabía ni encender un ordenador. El día se me hizo larguíiiiiisimo, me sentía con la cabeza como una gigantesca lenteja a punto de explotar. Todavía recuerdo la pregunta de un compañero de trabajo que me sonó tan “marciana” que a punto estuve de tatuármela: “¿tienes el pluggin’ de shockwave?”. En ese momento pensé que había sido abducida por unos extraterrestres que venían de la constelación de Orión e iban a hacer experimentos guarros conmigo.

Cuando salí del trabajo llovía muchísimo en Madrid. Para mi fue una bendición. Había una tormenta gigantesca con truenos y relámpagos y caían chuzos de punta. Pero Calamity salió de su piso alquilado junto a otras cuatro chicas más y fue a dar una vuelta por la Gran Vía. No había ni un alma y yo llegué calada hasta las bragas. Pero fue genial. Esa lluvia ácida me quitó toda la pesadumbre del día y me trajo consigo la nostalgia de mi tierra, mi madre, mi perro...

El día 21 de Marzo significa también para mi el nacimiento a una nueva vida. Uy, qué expresión así como de la iglesia de la cienciología me ha salido. Justo ese día fue cuando me operaron de la vista. Después de estar con gafas desde la más tierna infancia y no ver ni un pimiento, me decidí por operarme. La verdad es que fue una decisión que tomaron mi madre y el médico que me operó. La pobrecilla ya estaba hartita de hacerme de lazarillo (mis gafas eran en plan culo de botella) y de verme continuamente dándome golpes con las paredes, lo pitochos de las calles y de pegarme ostias al querer subir un escalera que no veía. Todavía recuerdo a un novio que tuve que me ayudaba a cruzar las carreteras al final de cualquier noche de sábado, bien porque no aguantaba las lentillas y me las quitaba, bien porque iba con un trozo que paqué e igualmente no veía una mierda.

Ese día fue muy simpático porque en el preoperatorio las enfermeras me decían: “Calamity, tú no te preocupes que en la operación te damos un tranquilizante flojito para que te calmes”. Ay ilusas. El día de la operación, antes de que esas buenas mujeres me administrasen un Tranquimazin 0,50 mg, yo ya llevaba en mi cuerpo serrano dos lexatin 3 mg, todo un blister (que no una caja) de valerianas, un concentrado de tilas y, no debería decirlo, en fin, de alguna sustancia por ahí que ese suele fumar. Pero nada. Los nervios deben de ser algo subjetivo porque yo llegué a las 16 horas que parecía que me iba de fiesta en vez de a una operación dado mi grado de exaltación. Eso sí, una vez que pasó la operación, me quedé dormida como un angelito (cosa que no debía de hacer). Cuando salía de la clínica llevaba un ciego de tranquilizantes bastante considerable y me daba por reírme de todo. El paquete se percató de la situación y disuadió a su madre diciendo: “pobre Calamity que se ha quedado para allá de la emoción”. Qué coño. El viaje por la M30 fue de lo más fastuoso: fui leyendo tooooooodos y cada uno de los carteles porque ¡los veía! Y por la noche no pude dormir porque veía el techo de mi casa y esa era una sensación que nunca había tenido. Buah, y por la mañana fue genial porque me metí en la bañera con paquete y me di cuenta de que veía sus pelitos del pecho!!! Todo un mundo de nuevas sensaciones.

Pero el día 21 de Marzo es muy importante para mi porque ése día es el cumpleaños de mi mejor amigo: L. L es el mejor tipo del mundo y ayer era su cumpleaños. 31 añitos que cumplía el chavalote, pero no pude felicitarlo. Tuvo todo el día el teléfono desconectado. Le mandé un simple sms que espero haya recibido.

Y ayer 21 de Marzo hizo un mes que tengo abierta mi bitácora “Como vaca sin cencerro” (y sin cencerro sigo por estos mundos de dios). ¿Se puede pedir algo más a un día?

Besitos y felices vacaciones a todos, Calamity.

PD: Por cierto mi más sincera enhorabuena a Fernando Alonso. ¡¡¡CAMPEÓN!!!