No sé si me está viniendo bien leer libros sobre psicología y psiquiatría. Creo que al final, por no tener una base sólida cognitiva y fisiológica, me estoy haciendo más lío del que trato de resolver. Enigüey, psicoanalizarse es una especie de práctica masoquista: a menudo te encuentras con alguien al que no reconoces, incluso con alguien que no te gusta un pelo, y resulta que ese alguien eres tú.
Hace casi seis años, después de darle muuuuchas vueltas al coco, me percaté de que rara vez había antepuesto mis necesidades a las marcadas por la conciencia moral y/o social, de que las riendas de mi vida no las controlaba yo.
En 2009 me planté. Lo mandé todo a la porra. Pensaba que en menos de seis meses iba a estar en Nueva York trabajando para la Magnum haciendo un reportaje sobre el Mid-West, en las agencias de la Quinta Avenida sacando la nueva campaña de Nike o algo así. Por fin iba a hacer algo que me apetecía a mí hacer. Si son seguidores de este blog, sabrán que me salió rana. Bueno, sapo. Un sapo feo y venenoso que me ató (me dejé atar) de nuevo a las querencias de los demás.
Pues hoy he vuelto a dar un portazo. Ha sido chiquitín. No he dejado ni trabajo (¿¡qué trabajo!?) ni ciudad ni ná. Simplemente he decidido que el puente de Todos los Santos lo voy a disfrutar tranquilamente en Madrid pasando de la familia. Eso no quiere decir que no quiera a mi madre (que está más pochuca, la pobre :'-[ ) o a los que me rodean a trescientos y pico kilómetros. Significa que quiero ocupar mi tiempo en mi mismidad.
Pero de repente me he encontrado sola en la minimansión (hace ¡cuatro años! que no paso ni un solo día sin nadie a mi alrededor). Y, en vez de sentirme libre como me pasó entonces, me está dando vértigo.
31/10/13
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario