Aunque no es de cine de lo que quiero hablar. En el coloquio posterior a la película Garci denominó a los de su quinta como la generación capicúa. Habían vivido en su niñez las colas para obtener cualquier alimento que llevarse a la boca, la catequesis, la necesidad... En su juventud vivieron las revueltas estudiantiles, la caída de la dictadura, la Transición. Y están viviendo en su edad de oro las colas, esta vez en el paro y en los comedores sociales, el frenazo en la educación, en la sanidad, en la justicia...
He crecido escuchando historias de posguerra. Mi padre y mi ex-abuela la vivieron en el bando de los vencidos. Fue duro. Pasaron muchísima hambre, sabañones, harapos y alguna que otra escapada a los montes (y al extranjero) para que, en fin, no hace falta que les explique. Cuando me daban la tabarra con sus batallitas siempre terminaba el relato con lo afortunada que yo era, con la sociedad en la que había nacido, con la libertad para hablar y actuar, etcétera.
No sé cuál sería su pensamiento si continuaran en este mundo ante semejante panorama de actualidad; sin embargo hoy he sabido lo que piensa una generación que ha vivido el ascenso y la destrucción del estado del bienestar. Y me ha dado miedo cerciorarme de que parece ser que hemos retrocedido unos sesenta años en materia de derechos.
De vuelta al pragmatismo que confiere la realidad al terminar Versión Española he salido a la terraza para comprobar el riego de mis enanas verdes antes de irme a la cama y he visto una calle sembrada de basura.
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| "Occupy!", póster de Chuck Sperry para las revueltas de Oakland (EEUU) de 2009. |
Espero que en estos días de huelga que quedan sigan dándose cuenta de que son ellos los que tienen el poder frente a sus potentados. Espero que no se desanimen. Porque comprendo que tienen hipotecas, hijos, vidas... entiendo que es duro, pero también sé que más inhumano será -para ellos y para todos- si ceden.
Con su actitud nos están demostrando que todavía hay esperanza.


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