28/6/05

Soy un perdedor, so why don't you kill me?
Beck, MetroRock Madrid, 25/06/05

Odio los grandes festivales de Música. Siempre que salgo de uno me digo a mi misma que no volveré a ninguno más. Pero acabo de salir –como aquel que dice- del MetroRock Madrid (www.metrorock.net) y ya estoy pensando en cómo voy a hacer este año para irme al FIB (www.fiberfib.com) a ver a dos o tres grupos (serán más bien tres que dos) que me entusiasman sobre manera: Nick Cave & The Bad Seeds y Yo La Tengo (a ambos dos ya los he visto en varias ocasiones, pero existen ciertas tradiciones que no han de perderse nunca ;)).

El sábado pasado, más bien en la madrugada del domingo, fui a ver a Beck y francamente, junto con REM en el Gutiérrez Festival del 97 y Radiohead en el FIB de hace un par de años (salvo el "fuck off" lanzado por Thom Yorke cuando se le acopló el sonido del ¡¡¡piano!!! de Pyramid Song, lógico), ha sido el mejor concierto festivalero al que he acudido.

Tengo que confesarlo: me cuesta mucho escuchar un disco entero del músico californiano, de principio a fin, de la primera a la última canción; pero aún así me parece de lo mejor que existe actualmente en el panorama musical. Beck nos sorprendió hace un montón de años con una canción grabada en un ep–que, por cierto, si lo encontráis compradlo porque es una rareza de las raras, raras- en la que se proclamaba un perdedor a ritmo de hip hop y guitarras country. Aparecía un muchacho flacucho y rubiales que mezclaba el curioso acento español que viene del spanglish norteamericano con una desfachatez y seguridad en sí mismo apremiantes. Anteriormente ya había publicado varios largos de fabricación prácticamente casera. El ep "Loser" se vendió como los churros en una feria.

Tras “Mellow Gold”-que incluía la archiconocida Loser- y “One Foot in the Grave” nos entusiasmaría a más de uno con su obra maestra “Odelay”. Un disco plagado de sintetizadores y amasijos de estilos imposibles –desde Soul hasta Hard Rock pasando por Club Music- que lo hacían emparentar con las la corriente psicodélica y el anti folk muy en boga en el principio de los años 90. Una auténtica inyección de adrenalina y buen humor. La larga (larga en cuanto a publicación, no en cuanto a edad que tiene 30 añitos el chavalín) carrera musical de Beck ha estado marcada por unos grandes altibajos artísticos. Después de “Odelay” llegarían “Mutations”, “Midnight Vultures”, “Sea Changes” –que escucho en estos momentos- y su último bombazo “Güero” en el que vuelve a la tradicional vena musical psicodélica. Bailar hasta morir.


Me habían advertido que ir a un concierto de Beck es un riesgo. Según le dé al muchacho (cómo me gusta llamarle muchacho, es que es de mi quinta. Narcisismos, supongo) puede hacer que uno de sus conciertos sea inolvidable o más infumable que un cigarrillo de manzanilla. Pues nada, debe de ser que el mozo estaba de buen humor el pasado sábado-domingo. En las tres primeras canciones que tocó –entre ellas Minus una de mis favoritas- metió una tralla que ya les hubiera gustado a más de un grupo punk meter. Yo pensaba para mis adentros “como no paren un poco les va a dar un síncope”, se me parecían a los jóvenes The Who en cuanto a potencial acústico. Pero Beck es un maestro, un showman vaya, y ya tenía previsto hacernos a todos frenar un poquito con la preciosa e íntima Missing.

Ilusos nosotros. Beck no es un hombre tranquilo y su música tampoco. Comenzó de nuevo el ruido y el espectáculo acústico. Dos percusionistas, un bajo, un teclista-chico del sintetizador, guitarras… Beck iba cambiando de instrumentos según la canción que tocara: ora guitarra, ora batería, ora piano, hasta un duelo de banjo tuvo con el que en principio era uno de los percusionistas (un auténtico animador, madre mía qué vitaminado estaba el hombre) en la canción Girl

Su Loser –que también interpretó magistralmente a la guitarra de corte Country- marcó el ecuador del concierto. Un concierto que estaba siendo como una apisonadora, como una pantalla sonora que nos imbuía a todos los presentes.

Como suele suceder en este tipo de magnos eventos la mayoría de la gente viene, en vez de a escuchar la música, a cogerse el gran pedo y de paso vacilar al resto. Pues, queridos, yo también tuve el momento vacile de chaval que veía a una pivita sola escuchando la música: “Me gustan tus moñitos” –yo llevaba dos moñitos al más puro estilo Princesa Leia pero en versión rubio oxigenado- a lo que yo, cigarrito en mano, le respondí: “Y a mi Beck. Escucharlo”. El beodo se fue, afortunadamente. Devil’s Haircut sonaba como fondo.

Una de las cosas que mejor sabor de boca me ha dejado este concierto fue un momento, apenas tres canciones, interpretadas en acústico, sin enchufes. El propio músico se apresuró a decir a la banda que era momento de sentarse y de disfrutar de la comida, la bebida y la espléndida noche que estaba haciendo. Los músicos no vacilaron un instante. Se montaron una mesa de picnic encima del piano y sacaron su sillas de playa para disfrutar de un piscolabis en medio del escenario. Lo mejor de todo fue que, lejos de estar descansando, la banda acompañó a Beck en su interpretación de la preciosa The Golden Age con una percusión llevada a cabo con los tenedores, vasos y platos que había en la “improvisada” mesa.

La paz se rompió con Where It’s At que arrancó el sonoro griterío del público entregado a las órdenes de Beck que clamaba clap your hands haciendo un guiño a la propia letra de la canción.

Llegaron los bises. Mejor dicho el bis: E-Pro el primer single de su último disco cerró un concierto a mi parecer mágico.

Un besito musical.
Calamity.

PD. Por supuesto fui a muchos más conciertos, pero este junto con el de Def Con Dos e Intwine fueron los que más me gustaron. El de Siniestro Total no pude verle (con pena) ya que estaba con el señorito californiano del que arriba hablo.
PD 2: queridos todos, ando muy ocupada últimamente, ya sabéis la fiebre de dejarlo todo hecho antes de las vacaciones, y por este motivo no puedo visitaros todo lo que quiero. Lo intento, pero no me dan las horas del día. Otro besito.