3/7/05
Los ángeles también tienen que pagar el colegio de los niños
Esa fue la frase que Paquete me dijo el día que la Policía Nacional me hizo saber que mi cartera había aparecido en el barrio de Hortaleza. Todo empezó hace exactamente una semana. Paquete, unos amigos y yo salíamos extasiados de ver varios conciertos en el festival MetroRock. Ellos de ver a Siniestro Total y yo a Beck (el anterior post también va de eso, lo sé). Ellos de beberse unas cuantas cervezas y yo -aunque no lo creáis- no. Cuando escucho música, escucho música, no me pongo pedo. ;)
El caso es que a las tres de la mañana fue la última vez que vi en su original estado a mi carterita. Los últimos tickets del festival los pulimos en un par de panes de ajo. Emilio, uno de nuestros amigos, había perdido las llaves de su coche a la vez que había encontrado otro llavero que no era de ninguno de nosotros y andábamos de acá para allá buscando la oficina de objetos perdidos que estaba perdida. Vamos, que no existía.
Al día siguiente me levanté y bajé a mi tienda de chinitos habitual para comprar el pan cuando, cuál fue mi sorpresa, al pagar, ah, no estaba la cartera. Subí a casa y revolví a Roma con Santiago para constatar que nada, la cartera había desaparecido: DNI, dos tarjetas (de débito), varios carnés de clubes y demás, la tarjeta de la Seguridad Social, el abono de transportes y 30 € en dinero. Menos mal que me había dejado olvidado ese fin de semana el móvil en el curro.
Tarde de domingo de comisaría en comisaría para poner la denuncia. Llamadas a Visa y a 4B y etc, etc, etc. Tuve que pedir a Paquete unos eurillos porque estaba en bragas, monetariamente hablando.
El martes ya daba por desaparecido para siempre mi trocito de cuero repujado viejo y descosido cuando, de vuelta al trabajo después de haber comido en casa de Paquete junto con Joaquín –compañero de Paquete- recibo una llamada que empieza por seis y tiene muchos dígitos detrás y yo, inocente de mi, pensé que era NiCo (sí NiCo, tú) y le dejé a paquete que cogiera el teléfono para que esta vez fuera él el vacilado (es que siempre que hablamos por teléfono me engaña y pone acentos y no le conozco y encima entro al trapo). Mi churri, muy resuelto él, empieza a vacilar por teléfono hasta que al minuto veo que cambia su faz por completo, se pone serio, cambia su tono de voz y yo también me pongo seria “¿Qué ha pasado?”, yo siempre tan optimista, “Nada, nada, que es la poli. Que han encontrado tu cartera”. Os podéis imaginar, no podía contener mi risa, risa nerviosa, y mientras hablaba con el agente no podía ni escucharle, no sé ni lo que dijo. Sólo me quedé con que mi cartera estaba en Hortaleza. Y poco después Joaquín y Paquete se estaban riendo de mi pensando en lo que iba a decir el señor policía cuando me viese aparecer por la puerta de la comisaría a por lo que quedase del monedero...
La semana no me ha dado mucho tiempo para hacer otra cosa que no fuese trabajar. De doce horas frente al ordenador no he bajado y todo por un puto plazo mal cumplido para hacer una mierda de agenda que encima es más fea que pegar a una madre. Bueno, curros a parte, en medio de la semana me planté en la comisaría de Hortaleza con mis nuevos zancos de esparto y, señores y señoras, la Calamity cayó de bruces gracias a una pedazo zanja de esas que abundan últimamente por Madrid y que consiguió que me partiera un dedo por la mitad (bueno esto es un pelín exagerado), un moratón en medio de la espinilla y el consabido mecagüentoloquesemenea para llegar cojeando a comisaría y que los polis me vacilaran a mi por mi cartera, mi cojera y mi contestación al teléfono. Y yo callada como una tumba. Mis 30 € y una invitación para comer en un restaurante de la cadena VIPS habían desaparecido. Qué cutres los angelitos, ¿no?
Besos. Calamity.
PD: para colmo de mis males esta semana he ido al oftalmólogo y, al loro, tengo un espasmo ocular por acomodación ¿MANDE? Pues eso, que mis ojos se han quedado enfocados en un punto y más allá o más acá de ese punto no enfocan... Consejo del médico: “señorita, deje usted de lado el ordenador y no lea durante 15 días”. Respuesta mía: “ja, ja, ja, ja”. En fin, tendremos que esperar a las más ansiadas que nunca vacaciones. ¿Os he dicho ya que tengo todo un mes enterito para mí de vacaciones? No es por dar envidia, no. Je, je. Llevo cuatro años y pico sin vacaciones (no incluyo aquí un puente largo, que conste). Pues eso más besitos.
Etiquetas:
Recopilación Ya.com