15/7/05

Movida

Ayer estaba yo aburrida en casa y con un calor en el cuerpo que no me podía menear cuando decidí hacer una cosa que me encanta: ir al cine sola (o en su defecto con alguien que no moleste). Paquete ya me había advertido de que no fuera a ninguna de las pelis que él quería ver. De acuerdo. Buscaría una de esas “raras” que no conociese ni la madre que las parió para que mi chaval no se molestara. Pero, tenía un problema: Primer de Shane Carruth ya la he visto (como apunte deciros que no vayáis a verla con resaca o con dolor de cabeza o, digamos, sin ganas de comeros el coco). Y La memoria del asesino también. Caramba con la cartelera de verano.

Me encaminé hacia un cine comercial, craso error, y me metí a ver El Calentito de Chus Gutiérrez, que no es en absoluto extraña ni poco conocida, pero es que había entendido a paquete que él no quería verla. No le comprendí ya que el muchachote vivió aquellos años de movida con pomada anti acné y ganas de comerse el mundo… Uno y una que ya tienen sus añitos. Je, je (como lea esto me va a matar). El caso es que me metí a la sala número 11 de los Cine Cité. Uff, si lo llego a saber saco el bazoca de casa: dos cotorras delante de mi comentando todos los modelitos que sacaba la niña esta de los Serrano, Verónica Sánchez; detrás una parejita de la quinta de paquete que comentaba todas y cada una de las canciones, lugares, historias, etcétera. Y lo peor de lo peor: padres agobiados que no saben qué hacer con sus hijos pequeños y se los llevan al cine a ver una peli en la que la mayor preocupación de las criaturas es el sexo –perder la virginidad una de ellas con quien sea-, las drogas y sacar un disco le pese a quien le pese. Yo me preguntaba “pero, ¿estos padres sabrán a donde traen a los niños?”. Con la pila de infumables que hay en verano para los rorros.


A mi los ochenta me pillaron aún pequeñaja. No me enteré mucho de lo que pasaba y mi única conexión con aquel extravagante y creativo mundo fue, como tantos otros, a través de mi querida Bola de Cristal donde aparecían un jovencísimo Pedro Reyes, Faemino y Cansado (a los cuales adoro), Alaska (icono ochentero donde les haya), los hermanos Auserón (fui a un concierto de Santiago y, coñe, hace lo que le da la gana con el público; es un genio), Javier Gurruchaga…

Ahora escucho muchísimo a Ejecutivos Agresivos, a Aviadro Dro, a Rubi y los Casinos –anda que no nos gustaba a mi prima Eus y a mi la rubia melena de la cantante-, a Derribos Arias, a Golpes Bajos, a los Secretos (sí, ya sé que después de escuchar un disco suyo a uno le apetece cortarse las venas, pero me molan, qué pasa), a Gabinete Caligari (un poco más de finales de los 80), a los Zombies, a los Pegamoides, a Nacha Pop, a Fanny Diva, a Radio Futura…

Almodóvar siempre representó para mi algo muy especial. Sólo con deciros que en casa tengo enmarcada la canción “Chica Almodóvar” de Joaquín Sabina, os digo todo. Y si no mirad el título de este cuaderno de bitácora. Me he tragado todas y cada una de sus películas. Laberinto de Pasiones esa extraña película icono de la movida junto con Arrebato que no recuerdo quién es el director…

Esas ganas de libertad reprimida durante años explosionó y salpicó a todos. El nacimiento de la denominación de origen diseño gráfico español con “La Luna” y “Madrid me mata” de mis queridos Moncho Alpuente –vecino mío en Segovia-me-agobia- y Oscar Mariné. Ouka Lele y García Alíx con sus personales puntos de vista fotográficos… En los noventa (podríamos decir que fue mi generación, denominada X) todos se achantó. Volvió la represión disfrazada de respeto a los ciudadanos y la movida murió de éxito. Demasiado elitismo, quizá, y demasiadas ganas de coger el dinero y largarse a no sé dónde.

Comentan que ahora se está reviviendo una nueva y loca corriente cultural en la capital del reino (si queréis, comprad el penúltimo número de “Neo2” que tiene un reportaje sobre el tema) gracias a diversos locales que, de manera personal y sin ninguna ayuda, igual que sucedió al finales de los setenta, programan agendas con conciertos y eventos artísticos multidisciplinares que van desde el Teatro amateur a las video proyecciones y las performances… No sé. He trabajado en uno de los bares que denominan de “La Nueva Movida” y, qué queréis que os diga, a lo mejor estuve poco tiempo y no me enteré –seguramente no cumpliría los cánones estéticos de la nueva generación-, pero yo no vi ningún movimiento cultural al uso, más bien mucha fachada. Eso sí me puse las botas de conciertos raros, raros, raros.

Bueno, que iba a hablar de la película y me he ido por los cerros de Úbeda. El caso es que las condiciones para visionar el film no eran del todo agradables. Y la cosa se complicó más cuando me doy cuenta de que la actriz que interpreta a Carmen es la hermana de mi prima Saruca. Pues vaya. El mundo es un pañuelo, desde luego. No la había conocido en las fotos porque con tanto maquillaje y el pelo teñido de negro la niña cambia mucho. Así que otro aliciente para no enterarme de la misa a la mitad. Le diré que me ha gustado su interpretación, que, vaya, no está mal para ser debutante. Algo me habían comentado en mi familia y al ver el primer fotograma se consolidó la pieza del puzzle que faltaba.

El Calentito se desarrolla en un bar en el que su directora, Chus Gutiérrez, trabajó en los años 80. Trata de dar su visión particular del Madrid de aquellos entonces a través de su propia experiencia. No sé si os acordaréis que Chus tenía un grupo musical llamado la Xoxonees o Chochonis que cantaban también muy mal. Recuerdo una canción rara en la que decían algo así como tírate a un yupi o similar. En fin, los ochenta

Una personal y lúdica mirada sobre el golpe de estado del 23 F de 1.981. Sobresaliente la interpretación de Nuria González, sí señor. Guapísimo Nilo Mur (qué lunares tiene el chavalín, qué mono es). Sosilla Verónica Sánchez, aunque es el papel que le toca. Lluvia Rojo, tan guapísima y rubísima como siempre, de bollera pija y trepa. Fabuloso el guiño en el montaje al introducir la mítica actuación de Fabio McNamara y Almodóvar cantando aquello de “Suck it to me, suck it to me now. After breakfast, before breakfast. After dinner, before dinner. Suck it to me, suck it to me now” que no desentona nada en el largometraje.

No es ni de lejos la mejor película de la directora granadina (me quedo con Poniente y con Sexo Oral), pero es divertida. Para salir del cine contagiado de nostalgia.

Buen fin de semana a todos. Besitos.
Calamity.