25/3/09

Aproximación didáctica sobre el diseño eclesial en los tiempos que corren.
Concretamente hoy, 25 de Marzo.

Algunos de mis clientes se ganan la vida con la venta de productos muy específicos. Uno, por ejemplo, con sandías. Otro, por citar alguno más, con los productos cárnicos porcinos. Ambos dos conocen bien su producto (al menos físicamente) ya que si alguna vez se te ocurre poner la imagen de una sandía que no es de la variedad que ellos comercializan, o dibujar una bellota que no pertenezca a los encinares de las dehesas extemeñas u osar a insertar la foto (aunque lleve mil filtros que dificulten la apreciación de los detalles) de un cerdo que no sea ibérico de puríiiiiiiisima raza, el lío que te montan es de los gordos. Se obcecan de tal manera que ya no ven nada más. Puedes haber presentado el último premio Épica -que tampoco se dará el caso para mi desgracia- que ellos sólo van a ver esa falta.

- En fin, Calamidad, ¡vaya rollo que nos está metiendo!

- Vale, vale. Voy al grano.


Toda esta introducción va por la ya archiconocida campaña del, de ahora en adelante, lince. En fin, que estoy perpleja. Ô_ô No me puedo creer lo más mínimo que la Iglesia, sí, la empresa que mayor provecho ha sabido sacar de la publicidad y las relaciones públicas -apréciense todas las obras maestras pictóricas (¡la Capilla Sixtina!), escultóricas (¡el Éxtasis de Santa Teresa!), arquitectónicas (¡la mismísima Catedral de Burgos!), musicales (¡Tocata y Fuga de Juan Sebastián Bach!)-, haya confeccionado ese cagarro de anuncio. ¡Hasta se han equivocado al poner una especie de lince que ni siquiera está protegida porque no está en peligro de extinción!




Ya me mordí la lengua con la contrarréplica eclesial a las campañitas sobre si dios existe o no. A quién en su sano juicio se le ocurre escoger esa tipografía infame llamada Mistral ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡en mayúsculas!!!!!!!!!! (bueno, y la Arial para lo que vendría a ser el, el, el.... llamémoslo X). Esa mezcla de color tan sosa, aburrida, insulsa: rojo, azul marino y blanco. Hasta los de la Royal Air Force han sabido crear un icono más atemporal -gracias además a Keith Moon- y resultón con la misma suerte de colores. Esa composición espantosa... ¡Arg, qué poco gusto y savoir faire grafista, cojones!

-Se pierde usted, Cal. Se pierde.

-Lo sé. :)

Volviendo al tema que tenemos entre manos. Ya hemos hablado de la equivocación al escoger la especie animal con la que comparar un bebé. Por cierto, que el bebé, sin ser yo madre ni tener mucho apego por los rorros, ya está algo crecidito. Vamos, que ya tendrá unos cuantos meses. Quicir que ese bebé ya sí es una "especie protegida" porque otra cosa no pero en nuestra sociedad la infancia está legalmente súper protegida. ¡Meeeec! otro fallo (a estas alturas en mi empresa ya estarían pensando seriamente en despedirme).


Tenemos, por ahora, dos fallos de base. Fallos que nada tienen que ver (o muy poco) con el grafismo en sí. Aunque la valla hubiera sido la quinta esencia del diseño gráfico actual, siempre habría tenido estos dos errores básicos. Uy, espere, espere, que es que arriba (sí, arriba del todo) hay cinco fotos -cada una de su padre y de su madre- que representan al parecer los diferentes estados de gestación desde la morula hasta, hasta... hasta una madre sosteniéndose la barrigota. ¿Ein? Creo yo, no sé, lo mismo me equivoco, que si lo que han tratado de hacer es el proceso desde óvulo fecundado hasta final de gestación la quinta imagen también es errónea. Para este caso yo habría escogido una fotografía de un feto de nueve meses aún en el útero materno en "modo citología", como los anteriores; no una insulsa foto de una madre y su canica preparto.


Con el mundo tipográfico nos vamos a topar ahora. En estos lares yo soy especialmente sensible. Yo, la enferma de las tipografías. Yo, que tengo mi gestor de fuentes tipográficas con una clasificación por familias estilísticas fuente a fuente. ¿Una Minion para el titular? ¡Hombreya, qué riesgo, carajo! Fíjate que me los estoy imaginando -a los monseñores, porque este esperpento no puede haber salido de la mano de alguien que se autodenomine diseñador- frente a la pantalla del ordenador en plan "Uys, es que quiero una letra así como la Times pero sin que sea la Times que está muy vista... A ver, a ver que miro en las fuentes del Word.... Ah, sí, esta Minion es así como tipo Times. Voilà". Con la combinación de tipografías también se han lucido: Minion+Helvética Neue condensada. Todavía creerán que han descubierto la sopa de ajo... Como diría el general Kurtz, el horror, el horror...


No quiero entrar ya con temas de retículas y/o diagramación, ni psicología del color, ni de cómo hacer sombras creíbles y recortes de imágenes certeros en Photoshop... No se trata de un tutorial la entrada de hoy. En resumen, la comparación niño-lince (el concepto que dirían algunos) es insustancial y poco acertada (¡con la de especies que corren un serio peligro de extinción!), la dirección de arte es, siendo bondadosa, horripilante. En dos palabras: es feo y está mal hecho (vale, en seis palabras, no se me da bien el resumen).


- Pero qué fácil es criticar, Cal, qué fácil.

- Pues no se crea usted, que llevo enfrascada en la escritura de este engendro de aquí arriba unos cuantos días en mis escasos ratos libres.

- ¿No tiene por ahí una de sus propuestas?

- ¡Nooooo! Ni pienso, vamos. Todo lo que yo no haya hecho por la Iglesia hasta ahora, no creo que lo vaya a hacer de ahora en adelante.


Además, queridos lectores, si habéis llegado hasta aquí ya tenéis más tiempo que yo para perder. Tentada he estado de hacer una alternativa menos espeluznante que la que existe, pero no. Tengo mejores cosas con las que malgastar mis minutos de asueto.


- ¿Y qué me dice usted sobre el aborto, señorita Calamidad?
- ¡Mosquis!, pues esa es otra historia y deberá ser contada en otro momento, vo-ce-ci-lla to-ca-pe-lo-tas.

5 comentarios:

  1. Qué interesante. Como dice una amiga mía (y tuya: la de las clavículas), para todo hay que saber.

    Yo sólo sabía lo del lince, porque un amigo biólogo dijo que era la comidilla de la profesión.

    Un besazo, Cal.

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  2. Lo del lince demuestra hasta donde llega la degradación obispal, aunque sea en arte e inteligencia.
    A los ateos nos debería importar poco. No hay mal que por bien no venga, deberíamos pensar, aunque poco mal nos puede hacer esta foto. Y es que la iglesia ha bajado al terreno de los hombres, de la publicidad, las manis y los alborotos; y es ahí donde va a palmar.

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  3. He llegado hasta el final. Me interesa el asunto y me sorprenden otras cosas.
    Es feo de narices y el diseño es horroroso. Hoy día, diseñar parece que se aprende con un cursillo de tres meses y claro, sale lo que sale.
    Hay un pequeño error que por tu profesión debes corregir.
    Cuando hables de colores, el blanco no es un color y más en este caso que blanco es el fondo, deberías haber puesto "sobre fondo blanco" sería lo correcto.

    Besos

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  4. Hoy, hace menos de una hora, me he acordado de ti al pasar al lado de un coche que tenía el susodicho cartel pegado en una de las ventanillas traseras.

    Y pensé, "Manda carallo!", y me acordé de ti y de tu opinión sobre el trabajito en cuestión.

    Un saludo, Cal, y feliz primavera.

    Clavículas :)

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  5. Uff, qué pereza. Qué pereza volverme a leer ese mamotreto de entrada.

    ¡Os felicito visitantes por haber aguantado semejante peñazo!

    Por partes.

    Pues sí, Portorosa, para todo hay que saber. Fíjate incluso llevando nueve años ya en esto del diseño, la publicidad, la dirección de arte) qué grandilocuente suena eso de dirección de arte, ¿verdad?), tengo infinitud de cosas por aprender. Tengo un compañero de trabajo (compañero y amigo, pese a todo) que sabe un montón de preimpresión, una parte de mi trabajo que es casi un mundo marciano para mí y no hago más que abrasarle a preguntas. Hay que crecer, siempre hay que estar aprendiendo algo nuevo, si no, estaríamos muertos en vida.

    Hola Pau. Qué alegría me da verte por aquí. =D Pues te doy toda la razón. A mí como agnóstica (la eterna duda, ay, señor) me debería importar más bien poco lo que hacen o dejan de hacer estos señores. Con su pan se lo coman. Pero es que me revienta. Mira, en mi familia han habido cuatro tías monjas y un tío fraile. ¡Incluso mi padre estuvo en el seminario hasta que las faldas de mi madre le sacaron del ensimismamiento monacal! Vamos, que, resumiendo, me he comido toooooooda la doctrina cristiano católica hasta la saciedad. Tanto tanto que me ha llegado a dar un poco de asquito. Y lo que de verdad me abruma es ver como esa panda de descerebrados maneja el destino de tantas personas en el mundo. A mí ya no me engañan, pero, ¿y los demás?

    Afortunadamente creo que a pie de calle es donde van a palmar seguro. Ellos tendrían que recluirse en sus torres de marfil y dejar de hablar de cosas que no tienen ni zorra, entre otras cosas, porque ellos no dan a luz. No tendré la suerte de ver la caída del Vaticano (de toda la peña pacata que lo puebla quiero decir) y de todos los sacro santos lugares fundamentalistas e hipócritas antes de morirme.

    Luna, pues también de acuerdo contigo (debe ser que hoy tengo un día conciliador). Feo, feo, feísimo. La verdad es que estoy cansada de ver a gente que cree que por haber "practicado" tres días con el Photoshop, Illustrator, Indesign, etc ya es todo un diseñador gráfico. ¡Virgen santa, dónde vamos a parar! Yo tampoco soy de las que reclaman el título de licenciado antes de cruzar una palabra con alguien, pero es que hay cada soplapollas en esta profesión... Mira, una vez un cliente (que lo dejó de ser ipso facto) me dijo que aprovechando que iba a ir a Barcelona de viaje que le diera una clase por la tarde rápida de Photoshop y ya continuaba él con el diseño de su identidad corporativa. Sin decir nada más le envié un correo con links a academias, escuelas y universidades en las que se enseña comunicación y/o diseño.

    Con lo del blanco, a sus pies, Luna. Es cierto que el blanco es la ausencia del color (ya, ya, sé que es el negro el ausente de todo color y el blanco el que auna todos los demás, pero hablamos de impresión) en este mundo nuestro. Excepto en serigrafía, ¿no?

    ¿Veis como todavía tengo tantíííííísimo que aprender?

    Marta querida, la chica con la clavícula más bonita que ya haya visto en mucho tiempo, :), yo me encontré con el folleto de marras a la entrada de la colegiata de mi pueblo. Había cientos repartidos por dos mesas. Cogí uno. Nada bueno que añadir. Si el cartel es feo, el folleto es algo insultante. Prefiero contemplar pausadamente la belleza de la Piedad, ¿verdad?

    Besos a puñados para todos.
    Cal.

    Hmmm, qué tripada a escribir. Me gusta.

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