3/9/09

De vuelta a la rutina

Pues va a ser que no, que un año más las vacaciones no es que hayan sido ni ideales ni idílicas sino más bien todo lo contrario: una cagarruta.

No he leído ni una sola página. No digo ya de un libro. Es que me ha costado leer un triste artículo de periódico. De la compra a la cocina. De la cocina a la mesa. De la mesa al fregadero. Del fregadero a la ayuda a mami para que no se quedase sola que luego le dan las melancolías y no hay maneras de quitárselas. Y de la ayuda a mamá, reventada a la cama para poner el despertador al día siguiente para volver a la compra, a la cocina, a la peluquería improvisada en el baño de casa, a la atención de las visitas inesperadas e inoportunas que se hacen llamar familia (hermanos, nada menos) y solo dan trabajo, trabajo y más trabajo. A la soledad inconmensurable.

Lo malo es que de ahí a la caída absoluta hay solo un paso. Paso que ya se ha encargado el destino que ande. Mi gata, de nombre Tula, lo único realmente bueno de estos tres últimos años rodeada de mierda, ha desaparecido. No sabemos nada de ella desde el sábado 29 de agosto a las 17 horas. Aún recuerdo la última vez que la vi, tumbada encima de mí, ronroneando, con sus huellecillas pequeñas y frías, tocándome la cara, como queriéndome decir hey, que yo sigo aquí, no estés triste. ¡Quién me mandaría a mí irme a aquel infierno de vacaciones, sabiendo lo que me esperaba (sin contar con la guinda final que sinceramente, ha sido la gota que ha colmado, con creces, el vaso)!




Soy una pupas, no hago más que contar penas.

Afortunadamente mientras todo el mundo habla de la depresión post-vacional y de lo horrible que es septiembre, yo le agradezco al cielo esta normalidad. Sigo en el paro, pero me he autoimpuesto una férrea doctrina laboral. Tengo que sacar como sea alguno de mis infinitos proyectos adelante.

Aún estoy de mudanza. El miércoles que viene me instalaré unos meses en casa de mi madre - alias el infierno, descrito aquí arriba- para cuidar de ella mientras encuentro una solución a su enfermedad. ¡Qué cosas!

Feliz regreso a todos.
Cal.

PD. Por cierto, si sabéis algo, habéis visto o yo qué sé qué a mi gatina, por favor, poneos en contacto conmigo: missscalamity(at)yahoo.es

5 comentarios:

  1. Cal, entiendo muy bien tu tristeza por la desaparición de Tula. Yo he tenido gatos y los he querido muchísimo (bueno, y los quiero!).

    Cuando me ha sucedido algo así siempre he intentado pensar que la decisión ha sido suya, que fue ella quién quiso marcharse y que, si quiere volver, sabe como hacerlo (lo sabe, no lo dudes).

    Mi recomendación (para que hagas con ella lo que quieras): date un tiempo para que regrese, un mes, por ejemplo y, si no lo hace, hay sitio para otra Tula, no? Y será irrepetible, también.

    Un beso muy, muy fuerte. Un abrazo asiiii de enorme. Y, cuando quieras una visita (pero sin trabajo adicional, eh?) avisa, vale? que nos ponemos aí en un "1, 2, 3. YA!"

    ResponderEliminar
  2. Ojalá recuperes pronto a Tula, Cal. Me imagino como te debes sentir.

    Yo hace más de dos años que no veo a Rufo, mi carlino, por obra y grcia de mi ex-wife... (a fin de cuentas, ella figura como dueña legal).

    Anímate con tus proyectos. Y también con la lectura, si te apetece, claro.

    Un beso grande y un abrazo también. Mucho ánimo, please!!!

    ResponderEliminar
  3. Si os digo la verdad, estoy hecha una caca. Con ratos mejores, pero en lineas generales bastante pocha.

    Filla, me gusta tu optimismo. A mí también me gusta pensar que, en fin, ha sido una decisión suya (pero es que cuando desapareció había en casa una discusión muy muy fuerte, yo creo que más bien se asustó). No. No creo que haya sitio para otro animal más de compañía. Uff, este dolor no lo quiero pasar yo nunca más (y eso que ya voy pensando que algún día desaparecerá mi perro, Flöyd, que ya tiene 12 años y mis periquillos. Quita. Quita).

    Yo creo, Rogelio, que lo peor de todo es la incertidumbre. No saber si está, si ya no está, dónde estará, si lo estará pasando bien o mal...

    Gracias por los ánimos. Realmente me tiene que pasar algo extraordinariamente buenísimo para compensar esta malísima racha. Fijaos que no creo yo ni en santerías ni cosas de esas y estoy pensando muy seriamente en ir a que me miren lo del mal de ojo o lo que sea porque llevo tres añitos que, ¡virgen santa! no sé cómo soy capaz de acumular tanta mala suerte a mi alrededor.

    Besos a los dos. Me voy a la camita.
    Cal.

    ResponderEliminar
  4. Hola, Cal.
    Después de estar perdida un tiempo, vuelvo.

    Tula puede estar en celo y se quiere divertir, volverá, ya verás como vuelve ¿donde va a estar mejor? Mira por los parques cercanos donde hay más gatos y pregunta a los niños.
    Te aseguro que la racha pasará el turno y le tocará a otro, de esas rachas no se libra nadie.

    Anímate y a ver si de una p. vez nos conocemos que tengo muchas ganas.

    Besos

    ResponderEliminar
  5. Me alegro de tu vuelta, Luna. Se te echaba de menos por aquí.

    Siento decirte que Tula está esterelizada, así que lo del furor uterino... El miércoles vuelvo para mi pueblo (es que ni siquiera se me ha perdido cerca de donde vive habitualmente), a ver si la encuentro. Ya poca esperanza me queda, la verdad. :-(

    Estoy triste. Triste, triste, triste. Pero también algo contenta. Hoy ha sido un buen día, dentro de lo que cabe.

    Un besote enorme y sí, a ver si nos conocemos (yo también tengo muchas ganas).
    Cal.

    ResponderEliminar