26/12/10

Vacío existencial

Mi perro se está muriendo. No es que esté enfermo o que lo esté pasando mal. Está enfermo, sí, pero su enfermedad es algo común a la existencia y se le conoce con el nombre de vejez. La bestia parda, mi enano, va a cumplir catorce años. En un sentido más filosófico todos estamos muriendo, de hecho la vida es la principal causa de muerte (no, no crean que ando leyendo a Kierkegaard o a Schopenhauer). :-)

Echo a pensar y no paro. En tan solo once años, casi doce, todo ese colchón vital que conforma la familia, toda esa referencia, quizá infantil no lo niego, el basamento de mi vida se ha ido esfumando. Se murió mi padre. Mi ex abuela me repudió juicio mediante (no me dejan ni verla). Mi madre tiene alzheimer y no sabe ni dónde está. Mi perro se muere. En poco más de tres años, con un poco de suerte, todo los que circundaba mi ser ya no estará. Todo aquello que me definía en parte como persona será pasto de la nada o del mero recuerdo, que para el caso: patatas.

Y lo pienso y en ocasiones me llevan los demonios ("pues deja de pensar, Cal, ¡deja de pensar!"): antes de que cumpla los cuarenta toda mi circunstancia vital habrá cambiado. Y en el fondo me da cierto vértigo porque no he empezado apenas a construir mi "circunstancia futura". No tengo nada: trabajo, familia propia, amigos no virtuales, ahorrillos (me conformaría con pasar sin ahogos del día 11 de cada mes), casa, ¡ni el coche es mío! Y tampoco le veo yo a esto un encofrado tan robusto como para empezar a construir algo...

Sí. Voy a dejar de pensar. Voy a ver la tele.

5 comentarios:

  1. Feliz Navidad, vacía querida :-)

    Un beso, Cal.

    ResponderEliminar
  2. Es cierto.

    No tienes nada que perder.

    ResponderEliminar
  3. Ante todo, Cal, Feliz 2011. Que no decaiga el ánimo.

    Yo peedí a mi perro hace unos años cuando una persona (por capricho) con quien estuve casado decidió que no lo vería más. Y, por mi estúpido sentido del pragmatismo, decidí no dar batalla...

    Hoy no sé qué erá de él. Tiene 13 años y, al menos, sé que estará cuidado.

    Con respecto a las cosas que tienes, describes una situación bastante generalizada: pisos hipotecados, cohes bajo préstamo,... en fin, es lo que nos toca vivir.

    Menos mal que nos queda Suede, Sigur Ros, ... la Escuela de Notre Dame...

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Felices fiestas a ti y a los tuyos también, Porto. Besos a puñaos.

    Pues es la única parte positiva que le saco a todo esto, Neo, que no tengo nada que perder. Y, según dicen los entendidos, cuando no se tiene nada que perder es cuando más se hace. Hmmm. Besos para ti también.

    Yo creo que en el fondo estamos todos como un poco locos, ¿no, Rogelio? Lo mismo que me dices tú me lo comentaba una de mis primas (y mejor amiga) hace anteayer mientras tomábamos una cerveza. Decía que tal vez fuéramos más felices en cualquier otro sitio con cualquieras otras prioridades... Si te digo la verdad, no es cuestión de poseer bienes; para eso soy bastante cínica, en el sentido griego de la palabra, claro. Es, no sé, que me veo casi dando carpetazo a lo que me ha acompañado toda la vida y aún no he casi ni comenzado con lo que conformará mi vida futura... Es como la sensación de la arena cuando se te escurre por entre los dedos de las manos. Sigur Ros, Suede, la Escuela de Notre Dame y ¡Kings of Convenience! ;-) Muchos besos, Rogelio.

    ResponderEliminar
  5. Pues es la única parte positiva que le saco a todo esto, Neo, que no tengo nada que perder.

    ResponderEliminar