9/5/11

Soledades, cremalleras y otras tribulaciones.

Reconozco que soy una especie de lobo estepario nada amargado. Disfruto una barbaridad de mis soledades, de no tener que dar explicaciones a nadie, de si voy o vengo, si me meto en el Prado o en Prada. Suelo ir siempre con una sonrisa dibujada por la cara y algunas personas que me observen pensarán que me falta alguna primavera. No van muy desencaminados.

Este tipo de actitud me ha acarreado una vivencia que no me gusta nada ya que no puedo hablar de un gran amigo que sepa sin necesidad de hacérselo saber que estoy bien o mal, que necesito compañía. Y últimamente ando de un necesitado de hombro en el que apoyarme que ni yo misma me lo creo.

Jamás hubiera necesitado que ninguna amiga me hubiese acompañado a comprarme un vestido para la boda que tengo este próximo sábado. Hasta ahora. Jamás hubiera pensado en llorar desconsoladamente sentada en un probador de una tienda de la Gran Vía madrileña cuando tuve que pedir ayuda al chico del guardarropa para subirme y bajarme la cremallera. Me sentí tan yerma.

5 comentarios:

  1. Cariño, me hubiera gustado tanto probarme vestidos contigo!
    Anota en la agenda, queda pendiente.

    Besazo.

    ResponderEliminar
  2. Los amigos, que cosa tan difícilmente definible, no?

    Siempre hay una amiga dispuesta a escuchar, Cal, seguro!

    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. ¡Hubiera estado genial, Amanda! No suelo ir casi nunca de compras acompañada porque ya me he acostumbrado a esta soledad "autoimpuesta", pero esta vez sí que lo hubiera necesitado. Mis mejores amigas "físicas" están en Buenos Aires, en Londres, en Gijón y en Murcia. Un poquito lejos. Un besote, guapa.

    Pues sí, muy difícilmente definible, Filla. Casi nunca he sentido celos de mis parejas, pero tengo unos celos furibundos sobre mis amigos. No sé porqué, siempre ha sido así. Debería consultárselo a la almohada porque a veces lo paso muy mal. Y, sí, siempre hay alguien dispuesto a escuchar. ¡Para muestra un botón! ;-) Otro besote para ti.

    ResponderEliminar
  4. Bueno, acompañarte de compras, seguro que no. A los 15 minutos de estar en una tienda grande, empiezo a tener sudores. Por eso, la poquísima ropa que me compro, en ralidad me la compran y la encuento en casa, encima de la cama.

    Pero para tomar un té y charlar, soy un especialista. Un mailesito es suficiente.

    Besos

    ResponderEliminar
  5. ¡Gracias, Nán! Eres un sol. ;-D

    ResponderEliminar