Así que anoche, con más de un mes de retraso, fuimos a ver cómo era eso de que el músico con voz profunda y quejumbrosa como la de un violoncello, ese hombrecillo menudo escondido tras unas enormes gafas que es capaz de amilanar al más optimista de la sala con unas letras que cortan el alma hasta dejarla hecha añicos, interpretara un álbum de música punk-rock como el Trompe Le Monde, último larga duración de los Pixies.
¡Vaya que sí lo hizo! Parapetado con un cabestrillo y sin conocer las recientes leyes antitabaco del país apareció Micah P. Hinson en el escenario de la Sala Heineken madrileña acompañado del cuarteto zaragozano y con gran ovación de los allí presentes.
Pruebas del micrófono in situ, choque de baquetas y rasgueo de guitarras marcaron el comienzo del show con, obviamente, "Trompe Le Monde", corte que abre urgentemente el álbum de Black Francis y los suyos. Uff, madre, ¿de veras este flacucho con gafas hace folk? Cualquiera lo diría porque ni el más punkarra de entre los punks hubiera berreado como el músico de Memphis lo hizo. Fue a través de un meticuloso orden de canciones -versión de la versión de "Head On" de Jesus & Mary Chain incluida-, y tacos, muchos tacos, en todos y cada uno de los comentarios que Hinson hizo con el público.
Desde mi punto de vista la banda empezó a sonar al unísono precisamente tras "Head On", con el comienzo de "The Sad Punk", y la presentación de la banda con nombres ficticios. Hasta entonces los Tachenko habían disfrutado tocando un disco que se nota que les gusta (solo había que ver al bajista Eduardo Baos lo requetebien que se lo estaba pasando tocando y haciendo las veces y las voces de Kim Deal, ¡la virgen!) y Micah se había dedicado a gritar como un poseso corriendo de un lado a otro del escenario hasta ese momento.
Lo malo de este disco es su corta duración que apenas llega a los cuarenta minutos. ¡Oh! ¿Qué hacer después? ¿Qué bis ofrecer a un público sediento de más música? El de Memphis tiene suficiente repertorio como para encandilar a la platea una hora más y, bajándose de la apisonadora punk, sacó de la manga tres temas de cosecha propia que arrancaron los aplausos eufóricos de los allí presentes. Tan es así que un segundo bis con Hinson interpretando a capella (algo que no había hecho nunca, nos dijo) cerró un concierto algo irregular al principio, pero que fue cogiendo empaque con el paso de las partituras en el atril que, a modo de objeto fuera de lugar, nos acompañó durante todo el repertorio.
PD.: Les dejo un enlace a la sección Aquí Te Pillo Aquí Te Grabo que el periódico "El Mundo" ha hecho con Micah P. Hinson y dos de los integrantes de Tachenko en ¡la salida del parking de la Plaza de los Cubos! versioneando (la cosa iba de versiones) a Bob Dylan. Impresionante. Ô_Ô
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