Presumo de ser cínica, al menos cínica a nivel filosófico, vamos, que no me interesan las posesiones materiales (aunque por mis cámaras de fotos, ¡mato!), pero ayer me daba una pena terrible dejar al que ha sido uno de mis compañeros de viajes en los tres últimos años en un concesionario para que directamente le llevaran al chatarrero porque, ¡hay qué ver qué mala vida dan a los coches de empresa algunos!
Solo se me ocurrió a mí, cabeza hueca, conducir un BMW 116d, equipación deportiva, negro metalizado, llantas de aleación que te cagas, con una reluciente ele verde pegada en el cristal trasero el día nueve de noviembre de hace casi tres años, esto es, dos días después de aprobar el práctico de conducir, para ir a trabajar. Creo que no me han pitado más en toda mi vida de conductora y llevo con el volante entre las manos desde los doce años. En fin, cuánto machirulo aquejado de supeávit de testosterona y pelusa hay circulando por nuestras calles...
Ayer me pasé todo el día al volante como que fuera un camionero. De no ser porque al pobre bmw se le estaba cayendo la matrícula trasera y tenía el parachoques desenganchado por uno de los lados, le hubiera pegado unos buenos viajes para despedirme de él en condiciones. No me gustaba su habitáculo; el sonido es entre horrible y terrible; el espejo retrovisor minúsculo, pero qué motor, qué seguro te puedes sentir conduciendo un bicho de esos al lado de toda la purrela asiática que se ve en las carreteras actualmente, adelantando a tu antojo... Solo me siento libre al volante o flipando con una buena música, hmmm.
Pensaba cuando llegué al concesionario y vi dos Cadillac y un Dodge Daytona entre otras monadas metálicas en qué momento de mi vida me decidí por agradar a los demás en detrimento de darme gusto a mí misma porque, señores, la abajo firmante mataba por calzarse buzo azul y pasar las horas en un foso mirando motores de coches (vale, realmente mataba por estar en el box de cualquier rally) de adolescente, pero aquello no era una profesión para chicas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¿Ein? ¿Llevas con el volante entre las manos desde los doce, y andabas con la ele hace tres? ¿Cuándo has cumplido los quince? O ¿cuántos años, y por dónde has estado conduciendo sin carnet?
ResponderEliminar¿Mono azul y foso? ¿MTV Tuning o Fast an furious? Qué cosas nunca imaginadas, oye.
Un día te cuento lo que se siente al conducir, bajando un puerto de montaña, delante (o en medio, o detrás) de un pelotón de ciclistas profesionales.
Se me olvidaba, ¿y el numerito? ¿kilómetros? Porque si es así, menudo asesino el que haya sido...
ResponderEliminarMe saqué el carné con la edad de Cristo, Neogurb. ;-D Pero mi padre se empeñó en ponerme al volante desde bien pequeña. De hecho el primer coche (mejor dicho volante porque no me llegaban los pies a los pedales) que conduje fue un Seat 850 Sport de color rojo con los cinturones de seguridad rojos, de mis padres. Una chulada de coche.
ResponderEliminarMis amigos tuvieron coche desde los 18 y nunca necesité sacarme la papeleta rosa hasta hace tres años. Si tenía que coger un coche por alguna circunstancia, lo hacía y ya está, pero no me ponía a conducir por ahí a lo loco.
El MTV Tunning ¡me encanta! aunque ellos son un poco gilipollas, la verdad. Hay algunas cosas que les ponen a los coches (las luces de neón por dentro, las bolas de discoteca y todas esas mierdas) que no valen para nada, pero el trabajo de chapa y pintura y motor es espectacular. Fast And Furious no la he visto, seguro que no me gusta, pero sí me gustan las carreras. Prefiero la peli de Ayrton Senna. ;-)
67.678 km en tres años. ¡Glups! Soy una asesina, ja, ja, ja, ja.
Besotes.
Oyessss, cuenta, cuenta lo del pelotón de ciclistas...
ResponderEliminar