4/5/12

Regla de tres simple y directa

Oigo decir que lo de trabajar en casa para uno mismo es una maravilla. No les digo yo que no. El hecho de no tener un Pepito Grillo de carne y hueso a tus espaldas opinando de continuo Cal, yo pondría otra tonalidad de rojo, esta tuya es como muy agresiva y cosas por el estilo es un placer cercano a ingerir Evacuol a la hora del blanco matinal. Quicir, que si estás estreñido -creativamente- pues te va de perlas, pero cuando estás con diarrea inventiva, la musa se pira espantada cuando vislumbra al señor Grillo y sus interrupciones. Habría que matizar, claro.

Me voy por las ramas en este post y asín en general.

Aquí me tienen trabajando. Digo trabajando porque me he dado un buen repaso a todo el Reader, he buscado alguna que otra cosilla sobre cómics (últimamente estoy con vicio por el lápiz, oy, oy, oy), he mirado las solicitudes que hay para ser profe everywhere (larga historia), me he escuchado ya dos novedades musicales de cabo a rabo, he puesto una lavadora, terminado de recoger las maletas de este macro puente, he dado una vuelta a las plantas y me están entrando ganas de limpiar el polvo de los muebles, incluso los cristales, que ha llovido y están hechos un asco.

Desde mi occipital en dirección hacia el frontal surgen nuevas recetas culinarias que pugnan por levantar mi culo de la silla en dirección a la cocina y que trato de frenar porque a estas horas de la mañana tendría que haber sustituido la afición (que luego tampoco es tanta afición) por la devoción: estudio, fotografía, escritura, ¡buscar curro remunerado!

Son matemáticas sencillas, casi de EGB (primaria para los nativos digitales). En pijama y con la pinza fea e irrompible del Mercadona sujetando la melena, te relajas. Si te vistes, no les digo ya si te pintas un poquitín el rabillo del ojo y te untas de colorete, la productividad se multiplica. No es que se declare la tendencia al infinito, pero al menos no se da la tendencia a cero.

Adivinen: sigo en camisón.

(¡Buen finde, chavalines!)

4 comentarios:

  1. Sí, debe de ser así. Trabajar en pijama, como exija cierto esfuezo, debe de ser casi imposible. Para mí al menos.

    ¡Vístete, Cal, y anda!

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  2. Esto es como el cómic de Paco Roca "Memorias de un hombre en pijama", más o menos.

    Oyesss, que sigo así, sin vestirme, cerdeando de lo lindo, y he sido capaz de terminar con dos de las tres tareas asignadas para hoy y solucionar un imprevisto de una empresa que da de comer a mi coche de vez en cuando. ¡Soy una crack! :-D

    Eso sí, lo del Bremen (¡de la sesión anterior!) aquí lo tengo abierto y no lo termino. Espero que sí, que ya sea por fin hoy.

    Por lo pronto voy a ponerme presentable que ir a clase en traje de dormir (aunque me haya ido de cañas de esta guisa), no es plan.

    Besotes, Portorosa.

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  3. Pues no está mal.
    No entiendo. ¿Qué es lo que no acabas del Bremen pasado? (Por cierto, no sabes cóóómo agradezco las críticad; que es el único feedback que tengo yo...)

    Un beso grande, chica.

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  4. Uyssssssssssssssssssssssss, estoy muy muy muy contenta: he terminado ¡por fin! otra de las prácticas del curso. Sudando sangre que estoy. Eso sí, ya estoy vestida de manera normal, será por eso... Al final me está cundiendo el día y todo. :-D

    Lo que no acabo del Bremen es darle la última vuelta al texto de lo inaccesible, publicarlo y hacer las críticas constructivas de vuestros relatos, Portorosa. Es que quedan cinco días para la próxima reunión y así estamos, sin cerrar el capítulo pasado.

    Yo también agradezco enormemente las críticas. Creo que es la única forma -o de las mejores- para seguir aprendiendo y creciendo. Además, que tampoco hacemos sangre de ninguno. Es curioso pero yo también estoy apendiendo a hacer buena crítica gracias al Bremen. Parece fácil lo de puntualizar, pero no lo es.

    Espero que algún día coincidamos en el taller in situ. ¡Molará! Ese día también llevaré viandas y vinito del güeno-güeno.

    Muchos besos. Ah, y anima a Carlos para que se haga poeta. Madera tiene el nene.
    C.

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