15/11/12

Skyfall, nadie se salva del paso del tiempo.

A modo de entradilla, para que sigan o no leyendo, les diré que de todos los estrenos cinematográficos que esperaba fervorosa este año ha sido el que menos me ha decepcionado. Veremos a ver en qué estado de forma se encuentran Tarantino y Jackson antes que finalice el moribundo 2012.

No me considero seguidora del agente más conocido del MI6, pero he visto todas sus películas y me lo paso teta cuando ponen en la tele alguna (siempre me pregunto para cuándo una tesis doctoral con un pormenorizado estudio de títulos de crédito y selección musical de las mismas. Hmmmm...).

Espejito, espejito, ¿quién de los dos es más bonito?
Lo que verdaderamente más me atraía de Skyfall era que está dirigida por Sam Mendes. Tenía curiosidad por ver cómo se enfrentaba un director tan intimista a un largo de acción -aunque algo claro ¿nos dejó con Jarhead, el infierno espera?-. Vale, también Daniel Craig, ese chico feo que iba para guapo (como le oí/leí a una chica que me cae fenomenal), tiene algo que ver. ;-)

Sensaciones al salir del cine. La primera son los continuos paralelismos que me venían una y otra vez a la cabeza con El Regreso del Señor de la Noche de Frank Miller. Miren, Miller dotó a Batman de vejez, decrepitud, alcoholismo, depresión. Mendes ha dotado a Bond, James Bond, de vejez, decrepitud, alcoholismo y depresión. Tan es así que solo se beneficia a una gachí (y no se muestra la calificación de tal evento a diferencia de lo que suele suceder en el resto de la serie).

Era lógico que el director de American Beauty y Revolutionary Road quisiera mirar en el interior de sus personajes y lo hace maravillosamente, quizá no tan bien como en las películas de factura propia, pero de manera solvente. Lo que no me ha gustado tanto es ese tufo a psicoanálisis tontorrón para asomarse al mismo. No me interesa saber qué coño le pasó a Bond de pequeño (otra analogía con el cómic de Miller), ¡no aporta nada! ¿Se supone que eso nos da pistas sobre la relación de Bond con M?

Otra sensación ha sido que el hecho de apoyarse en los personajes hace que la acción quede en segundo plano. A ver, no nos engañemos, es una peli de espías, hay acción a raudales, pero no tanta como en las anteriores entregas. En cualquier caso, la primera escena es vertiginosa y la última explosiva; no faltan peleas a muerte y aparatitos (síiiiiiiiiii, ¡han recuperado a Q! :'-D, frente a un cuadro de Turner, jaté). Bueno, y cochazos claro. No me puedo morir sin antes haber conducido esta preciosidad.

Hablando de personajes. El villano del largometraje interpretado por Bardem, ¡la leche! Les aconsejo, como siempre, que vayan a verla en versión original. La cantidad de matices que aporta la voz propia del actor español a Raúl Silva es infinita, llena de matices. No sé si pasará a la historia como uno de los mejores malos malotes del celuloide, pero debería ocupar un puesto privilegiado. Donde sí va a pasar es a mi particular galería de «¡y yo con estos pelos!» cinematográficos encabezada por Colin Farrell.

Es una historia algo fallida pero, que sí, que me ha gustado, que ha cumplido con mis expectativas, que para ser una película de encargo no está nada mal.

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