12/12/12

Fotosop.

Cualquier población sita en el noroeste de Madrid, año del señor de 2005. Una vaca llama a la puerta de su nuevo trabajo, un estudio monísimo, con una Wii ( :-O ) en el ático, jardín ( :-D ) y butacones para pensar ( ¬_¬ ).

Tras las presentaciones oportunas el director creativo ejecutivo le puso al día de varios clientes (cuentas en el argot) para los que iba a trabajar. De todos los que habían hablado en las entrevistas previas al compromiso, solo le tocaron dos en suerte. El resto de asignados ni fu ni fa. Pero la vaca era (es) profesional y esa pesquisa debía importarle un pimiento.

Primer curro: hacer un catálogo con todas las referencias de una marca que buscaba la excelencia como pretexto a su elevado precio. Vamos, que tenía que hacer algo brilli-brilli, muy rimbombante, como la ostentación que lucen las casas de los rusos ricachones, más o menos.

Es una cosa que, en fin, la vaca no comprendía (ni comprende): cómo es que los jefes de turno no se percatan del estilo con que trabaja su empleado para proponerle proyectos que se le adapten mejor. La vaca era (ya no) minimalista a más no poder (blanco, blanco, colorcillo al fondo a la derecha, blanco) y ¡le solicitaban el homólogo del Palacio de Versalles en ocho páginas tamaño A4 impreso a todo color!

Dibujó varios bocetos que ni el Realismo Histérico aplicado al papel, los puso en común para tomar una decisión (sí, en este sitio trabajaban súperhipermegadeprisa), abrió el Photoshop y no sabía ni por dónde empezar. La última versión que utilizó en serio (para retocar dos granitos en una frente) fue la 8.0 y ya iban por la CS2; dos años de diferencia entre ambas, la eternidad a nivel tecnología. Oops.

De regreso, con unos lagrimones corriéndole por las mejillas que no les quiero ni contar, se encontró con dos opciones. La primera era ir a casa para seguir gimoteando mientras escribía una carta de renuncia que presentaría al día siguiente nada más cruzar el umbral de la puerta. La segunda era coger el metro hasta el Fnac de Callao (la única librería que quedaría abierta a esas horas) y rebuscar entre las estanterías para encontrar algo así como Photoshop para Imbéciles.

Eligió la segunda. Encontró el libro. Lo compró. Y estuvo toda la noche practicando con una versión de prueba que se bajó desde la misma website de Adobe.

Lo bueno de enfrentarse a ese miedo supuso cuatro años de contrato en los que se fue convirtiendo en una experta fotosopera (ni se imaginan lo bien que esconde lorzas de modelis a la vez que convierte sus pelos lacios en frondosas melenas). La vaca ganó confianza en sí misma.

¿Que porqué les cuento yo todo este rollo? Ay, la virgen, en menos de dos horas tengo taller de relatos. He escrito un cuento que, bueno, no sé qué decirles. Les puedo asegurar que las paso putas, en serio. A ver, sé que no sé escribir ficción (escribir así en general) y que me da pánico enfrentarme a audiencias, pero tengo dos opciones. La primera es quedarme aquí sentada frente al ordenador viendo vídeos de gatos haciendo monerías. La segunda es tragarme mi miedo, coger el metro hasta Tribunal y sentarme un rato entre amigos y colegas para leernos los unos a los otros mientras aprendemos los unos de los otros, sin ninguna pretensión más.

Mpfff.

8 comentarios:

  1. Elegirás lo segundo, seguro.

    Un abrazo

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  2. ¡¡¡¡¡SÍIIIIIII, AL FINAL FUI!!!! Y merecío la pena, vaya que sí. :-D De puertas para afuera debo de dar una imagen muy diferente de lo que soy de puertas para adentro. En fin, que me gustaría ser más valiente. Por algún lado tengo que empezar. Si me salió bien en el trabajo, puede salirme bien en cualquier ámbito.

    Un besazo para cada uno.

    PD. Filla, ¡te eché de menos anoche! Mujer, a ver si de alguna manera nos volvemos a ver. Yo creo que sí, que será prontito. ;-)

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  3. Pensaba que habías encontrado trabajo y, mira por dónde, es un relato.
    O quizá no y la cosa vaya en serio. O quizá lo sean las dos.
    En fin...
    Ahora, ya sabes, me he metido en un partido. Algo hay que hacer para salir de este embrollo y lo único que queda es implicarse o asesinar, y como ya no tengo edad para lo segundo, pues mira...
    Para qué te cuento eso. Pues que creía que no sabía hablar en público y, ya ves, no paro.
    El hambre hace maravillas

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  4. Elegiste la buena, sin duda.
    Me gustó volver, y compartir, y aprender qué es la cebolla a brunoise.

    Un beso. Ya te tengo enlazada en mi blog :)

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  5. Uy, Pau, este año deseo más que me toque un trabajo (con paga) que la lotería. Hasta para soñar me he vuelto pobre. :-D No sabía lo del partido político, me dejas medio loca. ¡Qué bueno! Tendremos que hablar largo y tendido, Pau. Un besazo.

    Claro que sí, ETDN. Me encantó estar con todos vosotros, fue genial. La protagonista del relato y yo compartimos el amor por los pucheros, de ahí lo de brunoise. Habría sido más sencillo decir cortando la cebolla en taquitos, pero le quitaba no sé qué qué sé yo (¿petulancia? ji, ji, ji). ¡Gracias por el link, guapa! Me quedo flipada conque puedas llevar tantos blogs a la vez, ¡guau! Otro besazo para ti.

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  6. Menos mal. Menos mal que elegiste la segunda, Cal.

    Un beso muy grande, querida.

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  7. La verdad es que tenía muy buenas razones para ir. ;-) Ay, estos miedos tontos míos.

    Otro beso muy grande para ti, Portito.

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