2/5/13

Prestigio.

Hace un tiempo, en una de esas conversaciones que nos marcamos mi almohada y yo, me dijo que parecía que lo que pretendía en la vida era estar en todos los saraos y aparecer en la portada del Forbes. No, mujer, no. Admito que lo de Forbes no me importaría lo más mínimo, pero guirigays en los que no te puedas rascar el culo a gusto, los justos, que nunca he sido muy finolis (y menos pasada de copas).

Lo que busco, a grandes rasgos, es prestigio. Pero prestigio y fama son conceptos diferentes. El prestigio se consigue con perseverancia, sacrificios, trabajando mucho y, en la mayoría de los casos, admitiendo la humildad de cada uno (aunque lo de ser un tiburón también funciona). Ocasionalmente el prestigio te lleva a la fama y es entonces cuando tienes que aparecer en las fiestas de sociedad.

Ay, dios, me voy por las ramas.  Todo esto, ¿a cuento de qué? Tendría que estar medio loca de contenta, queridos lectores: he pillado. Sí, un cliente potencial me ha buscado Ô_Ô para que le rediseñe bla, bla, bla. El curro es la leche, de esos que a mí me ponen. Peeero hay un pequeño problema: si lo acepto, es para venderme al universo de los saldos. Y, después de analizar mucho y muchísimo durante años mi trayectoria laboral, es lo que he venido haciendo demasiado y que no me gustaría tener que repetir.

En estos últimos tiempos han proliferado comunidades crowdsourcing y concursos por doquier (acuérdense del famoso Madrid 2020) que hacen creer, tanto a empresas como a participantes, que cualquiera puede ser grafista. Con tener el photoshop y un buen conjunto de tipografías -la mayoría sacadas de internet- es suficiente. Con pagar cuatro duros pueden tener un logo o un vídeo o una migración de Joomla a Wordpress. No entro en el poco valor que atribuyen las instituciones al diseño en general porque aburriría a las vacas.

Aquí es donde aparece mi dilema. Sigo teniendo la manía de comer, ¡caramba! y voy (indecentemente) escasa de cash. Si acepto propuestas como las de mi posible cliente o participo en ciertas plataformas crowdsourcing, posiblemente pueda comer, pero solo podré comer -creo yo- a corto plazo porque con este tipo de actuaciones consigo dinero, sí, pero sobre todo lo que consigo es desprestigio tanto para la profesión, ¡que adoro!, como para mí misma. Y, lo que busco, a grandes rasgos, es prestigio.

Mpfff...

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