29/8/14

Calma chicha.

Me gustan los últimos días de agosto en Madrid. Les comparo con la quietud que se respira justo antes de que estalle una tormenta. El sonido del tráfico está amortiguado y la gente vaga por las calles con galbana, ajena al trasiego estresante en el que se transformará la capi cuando la depresión postvacacional campe a sus anchas agriando el carácter de los ciudadanos.

Anoche.

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