27/8/14

De palacio en palacio.

Antes de que Buda alcanzara el Nirvana se llamaba Siddharta Gautama y era el príncipe del clan de los Sakyas que vivían en una región del norte de la actual India.

En cada cambio de estación la corte también cambiaba de residencia y para celebrar tan magno evento se organizaba un fastuoso desfile por las calles que conducían de uno a otro palacio. Suddhodana, el monarca y padre de Siddharta, trataba de proteger a su heredero de todo sufrimiento ocultándole la pobreza, las enfermedades y la muerte de sus feudatarios. En las vísperas de la mudanza el amante progenitor y sus colaboradores ordenaban a las fuerzas de seguridad que mantuvieran alejados a los pobres, a los enfermos y a los muy ancianos de los lugares por los que iban a circular y así se montaba lo que hoy en día podríamos denominar un cordón policial.

En una de las procesiones un leproso se zafó del cerco y pudo acercarse lo suficiente a la comitiva como para que el joven príncipe lo viera. Aquella extraña persona llamó la atención de Siddharta que hizo parar su carruaje para salir de su duda: ¿por qué ese humano era tan diferente a todos los que él estaba acostumbrado a ver?

Vagó por las callejuelas de la ciudad y se percató de que había un mundo muy alejado de su realidad en el que la gente era pobre, enfermaba y se moría. Un mundo en el que el oro y las gemas se convertían en barro y piedras que mellaban la planta de los pies. Tuvo la gran suerte de darse cuenta de que aquel mundo que le habían ocultado, sucio y lleno de sufrimiento, era más auténtico que el que él había vivido.

Siddharta no volvió la cara para otro lado y, si bien no escogió la política para intentar solventar los sufrimientos de las personas, trató de acotar su aflicción de manera ascética (lo consiguió y nos mostró el camino por el cual poder llegar a la Iluminación).

¿Cómo es que me viene a la cabeza toda esta fábula de los años de Maricastaña? Tranquis, queridos lectores, no he retomado el camino de la fe (budista, musulmana, judía, cristiana, satánica or whatever).

Me he acordado de Buda mientras trataba de mantenerme más o menos al día con la visita a España que ha organizado el gobierno de Rajoy a la lideresa de Europa. Tal vez no deberían tomarme en serio ya que ando tan absorta en mis asuntos que a veces oigo campanas y no sé dónde suenan, pero creí escuchar que se había montado un templete desde el Hostal de los Reyes Católicos hasta la Catedral de Santiago para que Frau Merkel pudiera pas(e)ar por el Obradoiro sin ser molestada por los manifestantes... Existiera o no dicha pasarela, la lástima ha sido que Frau Merkel y don Mariano no se bajaron de la misma para escuchar los problemas reales de la gente real.

Así nos pinta el pelo con estos politicuchos cuya cotidianidad se fundamenta en los gintonics del Congreso a 3,50 pavos por cubata.

2 comentarios:

  1. Veo que cada día estás más cerca de la iluminación. Así que ten cuidado con la factura de la luz, que ya sabes cómo se las gastan estos tíos.

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  2. ¡Ja, ja, ja, xagerao! ;-)

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