Tenía preparada una foto estupenda de un pino piñonero perteneciente a una finca de Pozuelo que, pobre, está caído, casi en posición horizontal. Lejos de verle enfermo, el árbol respira salud y se niega a morir. Instinto de supervivencia. Por eso me gusta la foto, por la supervivencia. Uno puede estar hundido en la miseria, pero sobrevive.
No la voy a colgar hoy.
Me están empezando a salir planes. Estoy estudiando de nuevo (sí, ¡entré!) y me he embarcado en un proyecto laboral (como autónoma cuasi presencial, un mal de nuestros días) que al principio me molaba, pero del que ahora no estoy tan segura. Para qué engañarme: no me gusta. De lo que me dijeron a lo que es, hay un mundo. Ni más ni menos que la diferencia entre un trabajo medio digno y pagar por trabajar (¡el día que espabile!). Pero... uno tiene que cargar con las cagadas que comete.
Aún así no me siento como el pino de Pozuelo. O sí porque, a pesar de todo, me encuentro con ganas de tirar p'alante.
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"Me tocará antes la primitiva", miss Calamity dixit.
ResponderEliminarErgo te ha tocado uno de estos días pasados y no has dicho ni pío.
O eso, o eres una pesimista de cojones.
Yo me alegro de todo, incluyendo del proyecto laboral. Mientras no tengas que llevar tú el banco y el látigo, vas por encima de la media. Y si piensas que hoy no pero mañana tal vez te los pidan, puede que no sea tan buena idea cargar con la cagada.
Besazos.
Ja, ja, ja, ja, ja, ¡Neo! Es complicadísimo entrar y bla bla bla. Llevo intentándolo (sin presentarme nunca) por lo menos desde hace seis años. Al menos este año he tenido el valor de hacer al examen y, vale, es duro, pero no era imposible. :-D
ResponderEliminarDel trabajo, ni me hables. Jamás he estado tan quemada en tan corto periodo de tiempo. Argh. Me tengo que hacer un tatu visible en el que ponga "ni se te ocurra trabajar con quien no valore tu profesión".
Muchos besos también para ti. ;-)