19/12/14

Noches de Sábado.

Antes, cuando no había Internet ni redes sociales, pasábamos muchas tardes todos juntos en el salón jugando. El rey indiscutible era el Parchís. De vez en cuando innovábamos y se habría la caja de algún juego de mesa. No estaba entre mis favoritos, pero Situación Límite molaba, sobre todo cuando participaban los adultos. Me encantaba oír respuestas por boca de mis tíos e incluso mis padres que jamás hubiera imaginado.

Claro, claro. Es que es Sábado por la noche y esta mujer no perdona uno. Querrá irse a bailar con mi padre, supongo.

Mi vida no es ni de lejos una comedia, tampoco una peli de Almodóvar (me faltan los chaneles, los pradas y el trash glitter), pero supongo que mis entrañas me pedían soltar esa frase cuando la médico entró apurada tras la carrera detrás mía para confirmar la inminente muerte de Momi en la habitación del hospital.
Me hubiera encantado ser creyente y pensar que sí, que aquella frase tan osada describía una realidad factible, que en el cielo estaba mi padre de traje, pero sin corbata, esperando la llegada de mi madre, con la manicura y el tinte de pelo perfectos, para irse a pasar la noche por allí, riendo, bebiendo y bailando sin parar en una velada de Sábado infinita.

3 comentarios:

  1. Un beso muy fuerte, Cal.
    Poco más se me ocurre que pueda decirte.
    Que estamos aquí, para lo que sea, ya lo sabes.

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  2. Yo también lo siento. Es mejor que lo pienses así.

    Un fuerte abrazo

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  3. ¡Gracias, bloggers y amigos! :-)

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