5/2/15

Nieva.

Una de mis casas favoritas de mi tierra.
Solo veo las noticias por la mañana, mientras desayuno o programo el día o marujeo por la minimansión. Me proporcionan la suficiente cota de mala leche como para querer hacer algo a lo largo de la jornada retalando por las esquinas como una vieja malhumorada.

Realmente a lo que más atención presto es al tiempo. La pueblerina que llevo dentro, que salía a la calle todas las noches antes de cerrar la puerta para ver cómo estaba el cielo, reaparece entre esta mole de cemento y asfalto que es Madrid con el mando de la televisión sustituyendo a las llaves de casa.

Entre todas las fotos que muestran (terribles la mayoría; el efecto Instagram que despierta al Stephen Shore que llevamos todos dentro en modo cutre) hoy apareció una (muy buena) de un amigo de mi pueblo (buen fotógrafo) con una nevada de tres pares de narices, típicas de esta época.

De pronto he recordado los días en los que iba a clase aupada en los brazos de mi padre porque la nieve subía por encima de mis rodillas. También la odisea de dos días tirada por el camino para llegar desde mi pueblo a la Uni a cuenta de tener que entregar un trabajo in extremis a un profe hueso.

Y la última gran nevada que me pilló allí, en dos mil nueve, sin ventanas en la casa de mis padres, con doce grados bajo cero en la calle por la noche, la bestia parda durmiendo conmigo en la cama (única vez en su vida que lo hizo) y mi pelo rompiéndose de puro congelado cuando regresé de hacer las oportunas fotos que el momento requería.

4 comentarios:

  1. Muy bueno lo de Stephen Shore en plan cutre, tienes mucha razón.

    Un abrazo

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  2. José Luis, qué abandonadito tengo tu blog. ¡Con la cantidad de novedades y expos que creo has tenido! Pronto volverá la calma y podré hacer mi tournée habitual por vuestros sitios web.

    Abrazote grande.

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  3. Me han enviado fotos de la zona.
    De Burgos, de Vitoria y de la sierra madrileña. Todas de nieve y yo también aqui. Asfalto y frío.

    Eso sí. Feliz, feliz....
    Besos

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  4. Entiendo por qué estás feliz. Y eso me hace algo feliz a mí también (me alegro mucho, mucho). Besos para toda la familia.

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