30/1/15

Diálogos con la almohada XII

La vida cambia en cuestión de días. De horas, minutos o segundos incluso. Un cambio de trabajo. Un hijo. Una ruptura sentimental. Un tortazo con el coche.

Parecía que empezaban a quedar atrás los últimos seis años y de repente no es que haya retrocedido al dos mil ocho sino al dos mil. Mi vida no es muy diferente de entonces. Tengo más discos y libros. Obviamente tengo más años y en vez de un curro absorbente una carrera que me está costando el hígado sacar adelante. En vez de haber muerto mi padre lo ha hecho mi madre. En fin, detalles.

Pensé que iba a encajar mejor verme en un erial sin nadie alrededor y no. Estoy tan hecha polvo que mi almohada amenazó con ingreso (¡ingreso!) si la próxima vez que nos viéramos no había pisado el freno.

Hoy me he levantado con ganas de algo indefinido. A ver cuánto dura.

2 comentarios:

  1. Joder, qué día.

    Un amigo me cuenta de su casi separación. Y y me pide consejo (!?)

    Una amiga (con permiso) habla de su orfandad.

    Entiendo que la propia tristeza ante ello no consuela, pero es lo único que uno tiene para ofrecer en estos casos.

    Besos, Cal.

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  2. Permiso más que concedido, neoGurb (¡sólo faltaría! después de tantos años juntos en esta aventura blogueril :-D).

    Gracias por tus palabras. Sin tú quererlo y/o saberlo, me has ofrecido mucho más que tu propia tristeza.

    Besos también para ti. ;-)

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