7/11/17

Propuestas musicales LVI | Quimeras.

Miro por la ventana. Veo el mar. Veo a algunos valientes que se atreven a darse baños aún en estas fechas. Alguna gente pesca, con las manos en los bolsillos, no sé si por la brisa fresca o por mero aburrimiento.

Las palmeras se mecen de cuando en cuando, igual que los molinillos que he anclado hoy a los barrotes de la terraza. Esta mañana los bonsáis han pasado por la pelu; pobres, se creen que es de nuevo primavera (y no sé cómo hacerles ver que no).

Los días comienzan a enfriarse, si es que tener 22º se puede considerar frío. Echo de menos los abrigos, las botas (¡botas!), las bufandas, los guantes y tenerte que encasquetar un algo en la cabeza porque afuera está lloviendo. Algunos días de verano en mi pueblo hace más frío que aquí hoy, aunque ya apetece ponerse un jersey fino cuando el sol se oculta.

Mi pueblo. Llevo veinticinco años fuera y aún lo considero mío.

Pincho a Travis en el equipo de música y baja aún más la temperatura, crecen montañas a mi alrededor, crecen álamos y olmos, unos cúmulos anuncian que mañana es posible que llueva y Lili me llama para que vaya a tomar algo por ahí con ella hasta la hora de la cena. En los bares hace calorcito y dejamos el abrigo en una montonera que se levanta encima de un sillón arrinconado.

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