7/5/20

Zama

Me gusta escribir columnas y está claro que para escribirlas bien se ha de estar muy bien informado. De no ser así, suele salir una mierda de opinión (no hay más que atender a las opiniones de mierda que suelen verter los todólogos).

Inmersa, como me hallo, en la burbuja de la maternidad, estoy pasando casi de puntillas por las noticias que se están ofreciendo sobre el covid19. Leo, miro, oigo como ecos rebotados de actualidad. Suelo ir desacompasada y me entero tarde, mal o nunca.

Sin embargo ha habido algo que llamó poderosamente mi atención y a lo que le presto la ídem cada vez que me topo con una crónica que trate este tema: la regulación apresurada de los irregulares en tiempos de pandemia. Médicos sirios en Alemania (link). Jornaleros marroquíes en España (link).

En la película Zama (si no la han visto, están tardando en írsela a alquilar para disfrute de sus sentidos) hay una escena que me produjo especial estupor (sin spoiler). Unos colonos españoles o portugueses, qué más da, arrasan una zona de Paraguay para establecer allí su hacienda. La destrucción incluye también a los pobladores originales del lugar de resultas que, oh, sorpresa, al haberlos asesinado a todos, no tienen mano de obra para trabajar.

Obviamente van a pedirle al gobernador de Asunción nueva mano de obra. Obviamente el gobernador les envía unos amerindios nuevos para explotar el terreno sisado.

Qué intrincados vericuetos llevan a mi mente a asociar una peli ambientada en el siglo XVII con lo que está pasando, porque en nuestro mundo actual la explotación de las personas es ya un tema zanjado de nuestra historia, ¿o no? Qué sabré yo, si sólo puedo oír los ecos rebotados de la actualidad.

2 comentarios:

  1. Qué sabrás tú.

    Los que saben son ellos. Los que están acostumbrados a manejar peones y jornaleros. Tal vez te hayas perdido una noticia muy chula: resulta que hay una serie de temporeras marroquíes que cuando se cerraron fronteras se quedaron de este lado porque iban a trabajar recogiendo fresas. Pero debido a las restricciones no han podido hacerlo durante un tiempo. Pues hay unos señores de esos que sí saben, de los que tienen costumbre -elegidos democráticamente, manda huevos-, que piden que se las localice y se las ponga a trabajar en el campo, donde sea. Y que si no quieren trabajar -no habla de en qué condiciones- se las expulse inmediatamente. Aunque la frontera esté cerrada.

    También es cierto que yo tampoco tengo ni idea, claro.

    No te enteres. Haz lo que puedas por no enterarte.

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    1. Otra de las novedades de las que igual no estás al tanto, Neo (no lo he dicho mucho por aquí) es que me he venido a Andalucía a vivir :-) Así que, sí, conozco la noticia de la que me hablas, por desgracia (la recolectoras marroquíes de la fresa de Huelva, si mal no recuerdo).

      Hay mucho salvapatrias de red social y sofá con mando a distancia. Luego, cuando realmente tienen que echar una mano a la gente de su país, miran hacia arriba, silvan y murmuran "pues parece que se ha quedado una buena tarde". En fin, un asco.

      Gracias por leer y comentar, Neo. Tengo el fuelle muy perdido a esto de escribir y me salen textos muy cacosos. Agradezco tu visita :-D

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