23/5/20

Propuesta musical LXI | Cayetanos

La mayoría de la gente lleva, de una manera u otra, setenta días de confinamiento. Cuando mi niña nació, tan precipitadamente, estuvimos veinticinco ingresadas en el hospital. Nosotras, en menos de un año, acumulamos más de tres meses enclaustradas.

Como bien sabréis, estar encerrado se puede llevar relativamente bien y francamente mal. Para pasar el rato en maternidad —el poco rato libre que un prematuro deja—poníamos música con los móviles. Una de las primeras canciones que bailamos juntos los tres fue la de Carolina Durante.

Tenía muy buen recuerdo de aquello.



Hace unos días esta canción pasó a definir al tipo de persona que protestaba la semana pasada en la calle Núñez de Balboa, en Madrid, en medio del estado de alarma pasándose por el forro casi todas las medidas de seguridad y por ende mi salud, su salud (querido lector) y la salud de todo quisqui.

Líbreme dios o quien sea de que me sienten mal las manifestaciones de la gente. Yo misma llevo unas cuantas a mis espaldas y las que me quedan (visto lo visto). Pero he de reconocer que me siento espantada.

Lo que menos me asusta, a pesar de todo, son los ahora denominados cayetanos. Esos son los que son, los de más o menos siempre, los señoritos y señoritas. Berrean porque de repente han tenido que aguantar como cualquier hijo de vecino cosas a las que no están acostumbrados, cosas de pobres. Que les digan que no, que no pueden hacer lo que les da la real gana a base de ir con la billetera y la genealogía por delante.

Lo que me tiene de verdad alarmada es que a esa gente se le hayan sumado hoy currelas, posiblemente aplastados por un día a día sofocante en el que no saben cómo llegar a mañana. Entiendo su protesta, pero no entiendo que no entiendan que precisamente por sus compañeros de mani, ellos (nosotros) están como están (estamos como estamos).

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