Estimados blogeros:
Tras aquel insólito post en el que narraba mis venturas y desventuras currelares y en el que pedía ayuda a gritos -y vosotros me distéis fielmente-, he de deciros que hoy mismo, no hace ni dos horas, he firmado mi prórroga del contrato. Bien, seis mesecillos más en el mismo sitio. Uff, ya me veía por ahí arrastrando los tacones de empresa en empresa. Pensaba escanearlo y colgarlo aquí, pero también he pensado que es una gilipollez de lo más absurda.
Y pensando, pensando creo que he encontrado uno de los motivos por los cuáles mis jefas no me han pegado la patada en el culo en el último momento (que no, que son un encanto de niñas): la Heráldica (¡¡¡¿¿¿???!!!). Pues sí, el noble y antiquísimo oficio de la Heráldica. Ay, y yo que pensaba que hacer un escudo era relativamente sencillo: un león feo por aquí, un águila explayada por allá, varias plumitas a modo de penacho o una corona real, colores estridentes y voilà un escudo heráldico. Pues va a ser que no.
Siempre me ha hecho gracia esto de los escudos, pero es que yo tengo unos apellidos muy vulgares y claro ahora me he dado cuenta de que perfectamente me podrían haber metido gato por liebre ya que un escudo no es de un apellido sino de un linaje (toma esa). Investigando así por encima he averiguado que la procedencia más "notable" de mi primer apellido es asturiana. Pues vaya novedad: mi padre nació en Asturias.
Pero lo curioso es lo de mi segundo apellido: es cántabro. Leche, mi Tila, mi mami querida, es más extremeña que ni sé. Y todavía más sorprendente ha sido lo de mi tercer apellido (lo he mirado porque es el más raro que tengo junto al decimovetetúasaber que ese es raro de cojones porque ni aparece en los tratados de Heráldica) que toda la vida pensando que era asturiano y es también cántabro y para más señas de Santoña. Ay, ay, ay.
Eso sí, investigar sobre el trabajo que ahora tengo que desarrollar, muy poco. Si es que me lío, me lío y me diluyo y no hago lo que tengo que hacer. Pero no hay nada como dárselas de listillo con un profano en la materia. Cuando ha venido mi jefa a preguntarme "qué tal el escudo de la ....". Yo le he contestado con jerga totalmente heráldica diciendo algo así: "creo que deberíamos usar el metal oro y el esmalte púrpura debido al origen santo y real que se atribuye a la figura. Como muebles podríamos poner una fuente que significa intelectualidad, pero nunca se nos debe ocurrir una brisura para el blasón puesto que esto es reconocimiento para guerreros y no para reyes". Bueno, y más rollo de ballarate. La pobre se ha ido desconsolada diciendo "ah" y trayéndome a los cinco minutos mi prórroga de contrato pensando seguramente 'como se vaya esta piba del curro a ver quién es el guapo que se lee ahora toooodas y cada una de las páginas de Internet que versan sobre Heráldica.
Bueno chatos, me piro a mi casita -esta vez la del pueblo- pero me voy con mi portátil. Oye, que una tiene clase para según que cosas. Además, no pensaréis que os íbais a librar de mi tan fácilmente. Ja, ja. ja.
Lo dicho. Besitos, Calamity the returns.
Tras aquel insólito post en el que narraba mis venturas y desventuras currelares y en el que pedía ayuda a gritos -y vosotros me distéis fielmente-, he de deciros que hoy mismo, no hace ni dos horas, he firmado mi prórroga del contrato. Bien, seis mesecillos más en el mismo sitio. Uff, ya me veía por ahí arrastrando los tacones de empresa en empresa. Pensaba escanearlo y colgarlo aquí, pero también he pensado que es una gilipollez de lo más absurda.
Y pensando, pensando creo que he encontrado uno de los motivos por los cuáles mis jefas no me han pegado la patada en el culo en el último momento (que no, que son un encanto de niñas): la Heráldica (¡¡¡¿¿¿???!!!). Pues sí, el noble y antiquísimo oficio de la Heráldica. Ay, y yo que pensaba que hacer un escudo era relativamente sencillo: un león feo por aquí, un águila explayada por allá, varias plumitas a modo de penacho o una corona real, colores estridentes y voilà un escudo heráldico. Pues va a ser que no.
Siempre me ha hecho gracia esto de los escudos, pero es que yo tengo unos apellidos muy vulgares y claro ahora me he dado cuenta de que perfectamente me podrían haber metido gato por liebre ya que un escudo no es de un apellido sino de un linaje (toma esa). Investigando así por encima he averiguado que la procedencia más "notable" de mi primer apellido es asturiana. Pues vaya novedad: mi padre nació en Asturias.
Pero lo curioso es lo de mi segundo apellido: es cántabro. Leche, mi Tila, mi mami querida, es más extremeña que ni sé. Y todavía más sorprendente ha sido lo de mi tercer apellido (lo he mirado porque es el más raro que tengo junto al decimovetetúasaber que ese es raro de cojones porque ni aparece en los tratados de Heráldica) que toda la vida pensando que era asturiano y es también cántabro y para más señas de Santoña. Ay, ay, ay.
Eso sí, investigar sobre el trabajo que ahora tengo que desarrollar, muy poco. Si es que me lío, me lío y me diluyo y no hago lo que tengo que hacer. Pero no hay nada como dárselas de listillo con un profano en la materia. Cuando ha venido mi jefa a preguntarme "qué tal el escudo de la ....". Yo le he contestado con jerga totalmente heráldica diciendo algo así: "creo que deberíamos usar el metal oro y el esmalte púrpura debido al origen santo y real que se atribuye a la figura. Como muebles podríamos poner una fuente que significa intelectualidad, pero nunca se nos debe ocurrir una brisura para el blasón puesto que esto es reconocimiento para guerreros y no para reyes". Bueno, y más rollo de ballarate. La pobre se ha ido desconsolada diciendo "ah" y trayéndome a los cinco minutos mi prórroga de contrato pensando seguramente 'como se vaya esta piba del curro a ver quién es el guapo que se lee ahora toooodas y cada una de las páginas de Internet que versan sobre Heráldica.
Bueno chatos, me piro a mi casita -esta vez la del pueblo- pero me voy con mi portátil. Oye, que una tiene clase para según que cosas. Además, no pensaréis que os íbais a librar de mi tan fácilmente. Ja, ja. ja.
Lo dicho. Besitos, Calamity the returns.
