Hoy no iba a postear porque, entre otras cosas, no tengo tiempo y no me apeteca mucho ponerme a escribir sobre nada, pero bueno, ha saltado la chispita.

Ella lleva casi mil años pseudo dominando el otero que hay en medio de mi pueblo. Es sede de conciertos de música sinfónica y étnica en Verano, tal vez por llamarse como la patrona de los músicos. Es estandarte de dos de los más bellos capiteles románicos que podéis encontrar en este mundo. Ella es única. La quiero.
Ella es testigo de mis primeros cigarrillos adolescentes y prohibidos, de los primeros kinitos y botellones y, por qué no, de los primeros besos dados con los ojos cerrados y el corazón abierto... La adoro.
Comprad hoy El País, en serio, Palencia, su norte, mi pueblo, son únicos. ¿Os venís?
Un beso con olor a vainilla y chocolate.
Cal.