24/11/11

Como el rey Midas

Qué de vueltas da la vida, ¿verdad? Lo más curioso de todo es que si nos paramos a pensar un poquitín al final más o menos se van cumpliendo nuestros deseos. Más o menos, repito.

Me pongo a mí misma por ejemplo y porque soy la persona que mejor conozco (¿en serio he dicho eso?). Toda la adolescencia soñando con o bien trabajar en un acelerador de partículas (lo descarté el primer día tras mi matrícula en Ciencias Físicas en la Uni del País Vasco-Euskal Herriko Unibersitatea) o bien ser una reportera de primer orden recorriendo el mundo de cabo a rabo y escribiendo y fotografiando hasta los ¿cuarenta años? para retirarme tranquilamente a mi casa y seguir escribiendo a mi antojo mientras viera caer las hojas de los árboles en Otoño a través de una galería de miles de ventanas pequeñas, café -o copaza- en mano (en mi favor les diré que pasé las dos primeras entrevistas de la National Geographic y que me tiraron -y hundieron moralmente- en la tercera).

Vale, vale, que no, que no se ha cumplido ninguno de mis deseos. Que a lo más que he llegado ha sido a ganar un concurso de diseño gráfico, alguno de fotografía y escribir en esta bitácora, en alguna revistilla y en el periódico de Delibes, jamás a su altura, y a viajar (conocer lugares nuevos, quicir,  que la A1 la podría conducir con una venda en los ojos) en vacaciones y no siempre.

Centaura amamantando. Única en el Románico Europeo, vamos, en el mundo que yo sepa.  Mirador del Castillo de Frías (Burgos).
Marcho para el norte. Cosas del destino, de los deseos, de qué sé yo qué, mañana estoy de juicio. La biología me niega un deseo relativamente nuevo para mí -el de la maternidad, que ya como que se me han pasado las ganas después de todo el teje maneje que me causó- y un juez, cruzo los deditos para que el fiscal no sepa demasiado lo tarada que estoy y el estado de indigencia en el que me encuentro, me otorgará la tutela de mi primera hija: mi madre.

Lo mismo que en mi carrera profesional se han cumplido mis deseos a medias, en mi vida personal se van cumpliendo mis deseos a medias. (On profundo suspiro) ¡Ay! (Off profundo suspiro)

Les digo que estoy verdaderamente cagadica de miedo...

4 comentarios:

  1. Muchas suerte, Cal.

    No desistas en tu empeño por se madre. Hay muchos modos (quién mejor que tú...).

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Suerte y ánimo, Cal.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. En lo relativo al juicio: nosotros pasamos por ello hace unos años, y fue prácticamente una pantomima. Salvo algún arrebato extraño de esos que a veces asaltan a los jueces, imagino que todo habrá ido bien y tu madre estará en tus manos, más aún.

    Y sobre la maternidad, mejor no hablo: soy tres veces padre y me estoy sujetando para no escribir un post sobre ello. Porque si lo escribiera y no me sujetase, lo mejor que podría ocurrir es que os quitase las ganas a unos cuantos.

    ResponderEliminar
  4. Gracias, Filla. Lo de ser madre ya lo tengo descartado desde hace al menos, no sé, ¿seis meses? Estoy de nuevo como una adolescente. ;-D Beso, guapísima.

    Gracias, Porto. Otro beso para ti.

    Neo, tampoco es mi primer juicio de tutela. Hace seis años perdí el de mi madrina/abuela gracias a que el sistema digamos que falló. La llevaba cuidando siete años y cuando hubo que hacer papeles, me quitaron su custodia. Para colmo, me prohibieron verla, que es lo que más me duele (muy largo de explicar). Mazazo.

    Lo de antes de ayer fue más sencillo. Yo solo pensaba en la sala que como la jueza siguiera apretando las tuercas de mi mami ésta le iba a saltar alguna palabreja malsonante en menos de lo que canta un gallo, pero todo salió bien.


    Escribe un post, ¡anda! ;-) Besotes.

    ¡Gracias a todos, chicos! Parece que ya empiezo a salir del bache...

    ResponderEliminar