Terrence Malick es al Cine lo que la Poesía a la Literatura. Los que seguimos al director texano desde aquel filme bélico -tan extraño para muchos- que se tituló La delgada línea roja, lo sabemos. Poco se prodiga este hombre con sus películas y nos las ofrece a cuentagotas, así que hacía seis años que las pantallas no proyectaban poesía cinematográfica en estado puro.
La reciente Palma de Oro del Festival de Cannes 2011 es un cúmulo de imágenes continuas hiladas entre sí a través de una impecable banda sonora, como si de una sinfonía con sus diferentes movimientos se tratara. Desde luego la banda sonora es para mí el acierto más grande de la película. Atinadísimo también Alexandre Desplat con las composiciones incidentales -absolutamente minimalistas- que no chocan en ningún momento con los grandes nombres de la Música de todos los tiempos que van apareciendo salteados en el largometraje. ¡Qué gustazo oír a Brahms, a Bach, a Toscanini, Smetana, Holst, Respighi, Berlioz, Mozart, Mahler...!
Pese a que la fábula que va desde el origen del Universo al origen de la vida en la Tierra es de una belleza excelsa, no consigo comprender qué quiere decirnos el director con tal orgiástica alegoría auspiciada por el movimiento "Lacrimosa 2" perteneciente a la obra Requiem For My Friend del compositor Zbigniew Preisner. De todas formas alucinen un rato con el clip que les pincho aquí abajo. ¡Apoteósico! (por no decir orgásmico.)
De entrada Malick ya nos cuenta que la peli no va a ser de digestión fácil: vida espiritual, vida natural, consecuencias de una y de otra, enseñanzas monjiles... La narración se abre con una cita del Libro de Job (38, 4) en la Biblia. O sea, que vamos a sufrir, sí. Miren: un telegrama anuncia la muerte de su hijo de diecinueve años a su madre. Por teléfono a su padre. Oh, oh...
El tiempo se le antoja elástico a Malick. Flashforwards continuos nos hacen entender más o menos el origen del sufrimiento del personaje principal, Jack O'Brien (interpretado de niño por Hunter McCraken y de adulto por Sean Penn), fruto tal vez de una enseñanza católica tremendamente rígida. Una cadencia rayana al paroxismo y un fluido de conciencia incesante en detrimento del diálogo nos acompañarán en las dos horas largas que dura la peli.
Waco (Texas), años 50, una familia de clase media americana. Todo parece perfecto. Madre amorosa, padre exitoso, hogar de ensueño, hijos ideales, perros, árboles que crecen sobre un césped cuasi impecable, hierba en el campo mecida por la brisa, columpios (dos imágenes a las que recurre continuamente Malick)... Pero al igual que en la vida real de cada uno de nosotros, cuando uno se pone a rascar la superficie comienza a aflorar toda la mierda.
No les voy a destripar más el largometraje. ¿Que si me ha gustado? Mucho no, muchísimo, pero desde mi punto de vista yerra por pretenciosa en su forma.
El final tampoco es de traca. O sí lo es, pero mis cortas entendederas no llegan al término de las tres historias fundamentales que nos cuentan (madre, padre e hijo mayor)... No seré yo quien abogue por aquello del "planteamiento-nudo-desenlace" (¡eso pasó de moda tras el Ulises de Joyce!), pero cuando te vuelcas tanto tantísimo en uno o varios personajes, se debería al menos intuir el colofón, la epifanía de la historia narrada, ¿no? El final -me parece a mí- es como si te hubieras metido un ácido y estuvieras flipando sin saber muy bien porqué.
Véanla en el cine. Las imágenes merecen la pena. Y tómense un café antes de entrar a la sala. En nuestra ajetreada y ruidosa vida actual no estamos acostumbrados a las historias que se cuentan en silencio, sin estruendos y lentamente, muuuy lentamente.
2/12/11
El árbol de la vida
Del Big Bang al armagedón pasando por la culpabilidad cristiana para explicar qué es la vida.
Etiquetas:
La fila de los mancos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

"Pero al igual que en la vida real de cada uno de nosotros, cuando uno se pone a rascar la superficie comienza a aflorar toda la mierda"
ResponderEliminarEsa frase la he repetido yo mucho pensndo en las pelis de David Lynch...
Muy buena reseña, y estupenda la pista musical.
Bisous.
Pelis como esta me dan miedo. En según qué ambientes, es complicado decir que te han gustado -incluso emocionado- sin que te tachen de enterao, snob, gafapasta o gilipollas. La vi con una amiga en el cine y me tuve que sujetar porque sabía que a ella no le estaba gustando ni pizca, pero escena tras escena la sorpresa no desaparecía. Tal vez porque en todo momento tenía uno la impresión de que la siguente iba a aclarar la historia, o a proporcionar una pista del final. Tal vez sea una trampa de un director cabroncete, que se parte el pecho haciéndonos babear con cualquier tontería que se le ocurre ("Ya verás cuando vean lo de los dinosaurios, ya..."), pero en cualquier caso la fotografía y la banda sonora son magníficas. Lo ideal sería un Espectador's Cut, en el que se metiera tijera a todo lo de la creación del universo y la Tierra, pero entonces a ver dónde metíamos la música que lo acompaña.
ResponderEliminarBienvenido, Anónimo/a.
ResponderEliminarLynch también me gusta mucho. Creo que he visto todas sus pelis, pero no ehem, Twin Peaks. A mi pueblo no llegaban las teles privadas y solo lo podía ver según qué días, así que vi el lisérgico final y algún capítulo entre medias.
Malick es un poco Lynch en el sentido que tienes que ir al cine sin pretensiones de comprender nada. Son ejercicios visuales, muy currados, eso sí, pero ejercicios al fin y al cabo.
La reseña está un poco hecha ad hoc según salí del cine, así que está algo desestructurada. Igual la cambio...
La música, ¡espectacular! Como ir a un concierto sin ir a un concierto.
Enchanté, Anonyme!
Buah, Neo, yo fui a ver La delgada línea roja con mis amigos (varones) repletos de testosterona juvenil, así que imagínate la peli que me dieron. :-/ Solo les gustó el momento en el que Nick Nolte toma la colina aquella, medio loco (a mí también me gustó), pero el tema columpios y sueños de verano, ¡nada de nada!
En estos tiempos ya me he acostumbrado a ir sola al cine, incluso me gusta más en según qué ocasiones (mejor sola que mal acompañada). Lo único que queda un poco claro o más bien estructurado es la historia que se desarrolla en la niñez y primera adolescencia de Jack O'Brien. Si al fin y al cabo, dejando el derroche de imaginaciones y de comecocos espirituales, es una historia de iniciación. ¿Quién no se ha revuelto más de una vez en la adolescencia pensado una u otra cosa, cuando empiezas a ver que tus padres no son esos héroes que veías de enano...?
Nada de Spectator's Cut, que la cangan (lo mismo que cuando algún director crecido de sí mismo hace un Director's Cut, que suele ser una mierda. El trabajo de los montadores para los montadores).
Besus.
Cal.