21/8/16

Ilusión.

Ayer.

Ayer planché. No sé qué misterio puede tener el hecho de planchar, que me gusta más bien poco por no decir nada. He planchado casi todo lo que tenía por la minimansión, con este calor. He dejado unas camisas y un par de polos. Lo fascinante del tema es que al terminar me sentía, al margen de con las lumbares tocadas, bien, muy bien, con la sensación de deber cumplido.

Ayer aboné a mis bonsáis. Su última ración de NPK 5-6-3 antes del Otoño. Esto, que no debería entrañar ninguna gesta, ha supuesto una mañana de pinzados, podas y alambrados así como ir en coche hasta un invernadero al mediodía para comprar unas cestillas de abonado. Salir de casa sí que es una proeza para mí en estos tiempos que corren, con lo cual asomarme ahora a la terraza y verles reverdecer (imposible de un día para otro, es pura y propia fantasía) me produce una agradable sensación.

Ayer, mientras desayunaba, comencé a leer los relatos de mis compañeros del Bremen. Este verano, al margen de El Disgusto, me he llevado otro pequeño berrinche al intentar reengancharme al taller y ver que me habían dado de baja sin decirme nada. Seguramente fue un error sin intención, alguien que clicó en una X sin querer y así prefiero pensar puesto que el descuido está subsanado ya. El caso es que me veo con ganas de retomar la escritura de ficción sin pretensiones. Lo paso mal escribiendo relatos, no se vayan a creer, pero a la vez es una de las más grandes satisfacciones que tengo cuando leo un cuento propio, por chusco y malo que sea.

Ayer empecé a fantasear con todo lo que voy a hacer con mi primer sueldo. ¡Ay! Una almohada nueva, una funda para el colchón, la depilación láser, comprarme camisetas y pantalones y vestidos y ¡¡¡zapatos!!!, algún disco (benditos Spotify, YouTube y Radio 3), libros, arreglar al Golfillo, la lápida nueva de mis padres, etcétera. Lo malo es que se irá casi íntegro para el pago deudas, pero mola ilusionarse con cosas que, si no salen, tampoco importa demasiado. Solo espero que en este mes y medio de impasse, estos señores no se hayan olvidado de que el 7 de septiembre tienen una nueva chica en la oficina...

Ayer me apunté a una clase en el gimnasio. Con lo que me ha costado volver después de hospitales, funerales, lesiones crónicas y estudios absorbentes, tenerlo que dejar por motivos médicos (entiéndase El Disgusto), me fastidió muchísimo. Aunque me gusta y me hace sentir bien, cuesta sentar rutina en este sentido, pero termino de escribir este post y me voy para allá.

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