22/7/05

Sorpresas te da la vida

Escribo hoy con la euforia de aquel al que todo lo que hace le sale bien. Me siento muy feliz, a pesar de las circunstancias que este mundo nuestro nos muestra en boletines informativos y papel reciclado de periódicos. Ayer las curvas y las rectas de mi futuro de confabularon para dibujarme la sonrisa en la faz (si no contamos con el vacío que se me hace en el ámbito, ejem, laboral. Bueno, tampoco voy a ser mala, simplemente he de admitir que yo soy la empleada, ni más ni menos, y todo irá mejor).

A lo que voy, que me pierdo y me entra la mala leche. Con la solana de 37º C a la sombra que hacía ayer en la Villa y Corte del reino me fui a pasear por las calles desérticas del centro. Desérticas por la falta de gente y también por el polvo medioambiental que nos proporciona la contaminación y las numerosas obras que asolan la capital. Me fui a comprar unas cartulinas para montar mi portfolio. Después me fui a la caza y captura de un nuevo bañador o bikini (como me he puesto como una vaca el minúsculo trozo de tela que me regaló mi paquetín el año pasado no me entra). Luego os digo para qué tantas prisas.

En el transcurso de la tarde recibo una llamada de NiCo para quedar a tomar unas cervecitas en la tarde noche, única hora practicable del día. Pues, hijos míos, genial. No existe cosa en el mundo que más me guste que una charla con mis amigos (chicos, me dejáis que os llame así, ¿verdad?). Cogí el Metro en Argüelles y me encaminé a mi zulo para metamorfosear mi aspecto de niña playera de ciudad sin mar.

Ya en casa me encuentro con la seta, osease, mi compañero de piso y amigo desde que tengo uso de razón. Un hola normalito, así sin muchas ganas, y cada uno a hacer su vida. Él viendo la tele (Cosas que diría con solo mirarla como me gusta esa película, ay) y yo dedicándome a montar la carpeta con mis dibujos, fotografías y diseños mientras escuchaba la radio (lo de Londres, pero ¿cómo se puede ser tan hijoputa? Vale, que hoy estoy feliz).

Ya en la cena va el muchacho y ¡¡¡¡¡¡¡me regala un vasito de té árabe!!!!!!! Pero, pero, coño, me dejó sin palabras. Jamás de los jamases se había acordado de mi en los cuatro años que llevamos viviendo juntos. En fin. Luego bajó la basura, con lo cual mi grado de expectación alcanzó cotas inimaginables. Será que algo quiere… No seáis mal pensados.

Llegamos a Princesa y ¡leche! aparcamos a la primera. No dimos ni una vuelta. Bajamos del coche mi chaval y yo y nos encaminamos hacia el Conde Duque, despacito, disfrutando del humo seco y los niños de vacaciones correteando cual cabras por las calles de Madrid. Del Conde Duque salía un son muy apetecible de escuchar… Casi hasta me dio igual que allí todavía no hubiera ninguna persona con la que habíamos quedado (NiCo, Cool ya sé que me llamasteis, guapos, que sois unos soletes, para decir que llegabais un poco más tarde). El caso que aparece un hombre y nos dice que si queremos entrar al concierto que a ellos no les dejan y bla, bla, bla. Estaba de una mala leche el chico y no me extraña: veintitantos euros por cabeza. Y no ya sólo por el dinero, se perdían a un músico muuuy bueno. Dos entradas por nuestra cara bonita.

Nos acercamos paquete y yo y nos dejaron entrar (¿sería mi falda?). Estuvimos poquito tiempo, hasta que llegaron toda la trouppe. Pero, coño, mereció la pena. Qué pasada de banda, qué ritmo, qué ambiente. El público estaba entregadísimo. Dockof, no sé porqué me acordé un montón de ti; le dije a paquete que sabía que te hubiera gustado. No me digas porqué, esa intuición tonta que aparece cuando menos te lo esperas…

La noche también acompañaba. Venía una brisita que hacía soñar con que el mar estaba cerca. La cuadrilla que acompañaba al solista era de la pera: un saxo tenor, un trompetista, batería, teclista, bajo y guitarra. Sonaban potentes ritmos de Rythm’n’Blues con tintes Country y mucho, mucho Jazz rockanrroleado. Una maravilla.

Ah, que quién era. Pues, para que luego digáis que escriba más cosas sobre música, no había oído hablar de él en mi vida: COLIN JAMES (www.colinjames.com). Fue simplemente mágico.

Y la magia continuó durante toda la velada buscando un bar con gambas a la plancha que ya no existía y una terraza con aire acondicionado que tampoco. Bar, cervecitas (algunas con limón, otras no tras una comanda de colegial con brazos y deditos arriba), llamadas por teléfono, anécdotas y hechizo. Gracias Ángel, Asturbyte, Coolazul, Dawu, Divina Gilda, NiCo, Paquete y Soliloco (y a la del teléfono, Carol B, pues también). Sois geniales.

El bañador, que se me olvidaba. Me voy para mi amadísimo norte. A mi pueblo. Estoy emocionada de verdad: hace ocho meses que no veo a mi mamá. La noche de hoy promete mimos a tutiplén. Yo ya me estoy preparando con Kiss FM (permitidme una arcada) a toda pastilla en el trabajo. Mañana barbacoa en la playa con más amigos, por eso el bañador con esa urgencia. ¿Se le puede pedir más a la vida?

Besitos y feliz fin de semana (o vacaciones).
Calamity.