7/12/05

dEUS live in Madrid, 02/12/05

Mi padre, sabio jugador de Mus, decía que se distingue a un buen adversario de uno mediocre porque el primero es capaz de ganarte la grande –e incluso la chica- con un peterete antes de soltar las cartas por un ridículo amarraco. Puedo asegurar que dEUS serían unos buenísimos jugadores de Mus porque los cinco belgas demostraron, pese a las circunstancias(no voy a entretenerme con detalles técnicos de la sala Copérnico y el pésimo sonido del recinto), ser un sublime grupo de músicos.


Al llegar aquello parecía Londres en uno de sus foggy days. Mira que yo he sido fumadora empedernida, pero el incómodo humo no es que no te dejara respirar, es que ni se veía el escenario. Eso sí, estaba a reventar de gente, jamás vi un concierto en Copérnico con un lleno tan absoluto. Pese a ello, conseguimos llegar a primera fila y ver sin ningún impedimento a Tom Barman y los suyos. Algo más mayores que la primera vez que los vi (allá por el 1.997), pero igualmente enérgicos y con más tablas en el escenario. Tanto Barman –voz principal y guitarra- como Mauro Pawlowsky –guitarra principal y voces- se metieron a la gente en el bolsillo desde el principio.

El concierto se configuró más bien con canciones de sus álbumes “In a bar, under the sea” y “The ideal crash” (mi favorito de los cinco que tienen). Quizá eso nos demostró algo que todos los seguidores de la banda ya conocíamos de antemano: que dEUS no se encuentran en su mejor momento y que, pese a ser de una calidad impecable musicalmente hablando, “Pocket Revolutions”, su último largo, no posee la fina nebulosa sonora de los anteriores.

Pero vamos con las canciones. El concierto comenzó con Pocket Revolutions, una canción down tempo con guiños al Tom Waits más calmado. El ambiente estaba lo suficientemente caldeado como para empezar con cualquiera de los platos fuertes del repertorio, pero todo lo bueno se hace esperar. Por eso Magdalena -esa fantástica Magdalena- siguió poniendo tierno al público. Barman sabía de antemano que no quería aburrir a su auditorio y controló desde el principio la intensidad que iba a tener el recital.

No querían cansarnos con baladas, pero tampoco pasarnos por encima como una apisonadora con su música más poderosa. Tal vez por eso empezó a sonar Instant Street, una canción que comienza con un tranquilo banjo y que termina abofeteándote en lo profundo del alma con un sonido desgarrador que se apodera de la estancia donde estés. Fue entonces cuando empecé a ser consciente de lo que estaba siendo testigo. Esos cinco señores eran ángeles que trataban de alegrarme el sueño eterno en un cielo lleno de nubarrones.

Después de presentarnos varias canciones del último elepé, dEUS volvieron a sus anteriores trabajos, esta vez demostrando su calidad al componer música incidental para el Cine. Turnpike hizo acto de presencia con el machacón sampler de Charles Mingus controlado por Janzoons -violín y teclados- que consiguió sumergirnos en los bajos fondos de ciudades lluviosas durante unos cuantos minutos.

La enigmática Roses arrancó todo el potencial de la banda en un santiamén. Estos chicos sonúnicos a la hora tejer melodías con sonidos cacofónicos. Sorprendente batería de Misseghers que estaba ejecutando un concierto impecable demostrándolo una vez más en Sun Rha.

Serpentine entraba en un momento de locura colectiva para serenar los ánimos de los allí presentes antes de que tuviéramos que echar mano de algún calmante para los nervios y anunciando que el final del concierto estaba cerca.

Los belgas volvieron a hacer saltar a su auditorio con Sud & Soda, uno de sus primeros y duros éxitos rockandrolleros, que coreamos todos como si mañana fuese el fin del mundo. Aquí sí que sí el final del concierto había llegado.

Un escuetísimo bis con 7 days, 7 weeks, corte que abre su último trabajo y que según mi parecer es la canción más precisa del mismo, finalizaba un show de auténtico infarto. Un diez para dEUS. Un cero patatero a los organizadores (sólo os diré que dEUS nos “sorprendieron” con un concierto acústico en mitad de una canción porque desapareció el sonido, así de repente, como por arte de magia).

Dedicado a mi mejor amigo L, que no pudo venir, y a Txarly, que tampoco pudo.

Besitos.
Calamity.