11/11/08

Llamémoslo equis Cal Barcelona

Sin ánimo de parecer una bobo*, la última de Allen me trae continuamente recuerdos de mí misma. No es que haya vivido en una preciosa villa del del Tibidabo, nada más lejos de la realidad: procedo (si es que vivir algo más de un par de años salteados en Barcelona se puede llamar proceder) del humilde barrio de Navas, entre Sant Andreu, Sagrera y el Paseo Maragall (más cerca de este último). Mis padres y tíos no son ni pintores, ni poetas, ni grandes hombres de finanzas. Y para colmo cuando me levanto tengo que hacer la cama, prepararme el desayuno, la comida, la cena, ir a la compra y planchar entre muchos otros quehaceres. Cosa que jamás, JAMÁS, veremos hacer a los personajes del director neoyorquino. Aunque si bien es verdad lo que peor llevo es no estar siempre y en todo momento (incluso con una gastritis de caballo) perfecta y divina con mi pijama de Just Cavalli.

Intentando ser menos retórica sólo puedo decir que el recorrido escenográfico del film funde a la perfección con el panorama de mi vida, pero con pequeños matices. Ese faro de Avilés (sorpresa total; jamás hubiera imaginado lo de Asturias) sería sustituido por la parte más fea y sucia de la ciudad de donde procede mi familia paterna. De veranos aburridos y señoras pintarrajeadas de carmín que me estrujaban los carrillos mientras gritaban histriónicas "qué guapa, qué gordita, qué ojos más azules" (mis ojos son verdes, nunca me hartaré de decirlo).

Salto en la butaca al ver el avión suicida del Tibidabo. El frugal viaje en el Tramvia Blau (tranvía azul), con su mítico cartel "se prohibe escupir"... Hartos de nosotras nuestros padres planeaban una excursión dominguera al antiguo parque de atracciones -nada que ver con los actuales de cartón piedra- donde nos soltaban para que corriéramos como cabritillas a sabiendas de que el peligro más grande que nos acechaba era que el avión del carrusel se precipitara por la montaña barcelonesa.

El Raval con sus escuelas de diseño y sus putas. La Ciutat Vella y sus intrincadas callejuelas mezcla de lo más in y lo más marujil. Sus graffities y sus piedras con siglos de antigüedad... Los pájaros y las flores de las Ramblas, su mercadillo hippie de los fines de semana... El mar.

Los paseos por el delicioso Parque Güell son mis primeros pasos como retratista en la escuela de Fotografía, son también mis primeros trabajos como fotógrafa intentando averiguar el diseño de una de las ventanas traseras del pabellón de la entrada, del más grande, del que no tiene la cruz. Y son además mi inmersión profunda y fría en la soledad no buscada que Barcelona me regaló. Por eso mi Vicky o mi Cristina aquí no son nadie, mejor dicho, son un compendio de muchas cosas en absoluto definibles de otro modo que no sea Barcelona y yo misma.

¿Y la peli? Pues sí, me gustó mucho.Ya saben que ver una mala peli de Allen (que no es el caso) es como ver una de las mejores de muchíiiiiisimos cineastas que deberían de replantearse sus carreras seriamente.

* bohemian bourgeois

6 comentarios:

  1. Pues yo creo Cal que tu entrada supera con creces la película, en frescura. De veras. YO trabajé dos años en Barcelona y disfruté mucho en esa ciudad.

    Aunque no está nada mal (me refiero a la última cinta de Allen) creo que dista mucho de sus mejores inspiraciones, al menos en mi opinión.

    Un abrazo.

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  2. Oye, pues muchas gracias J. Rogelio, de verdad. :D

    Sí, hemos de admitir que no es una "buena" película. A mí Allen me gusta aunque saque, no sé, lo más dantesco que se te ocurra. Por supuesto que sus grandes filmes son los que son ("Hanna y sus hermanas", "Misterioso Asesinato en Manhatan", etcétera), pero dista mucho de mucha películas que actualmente están en cartelera y que los críticos ponen por las nubes. Es flojilla, pues sí. Es divertida, pues también. Y ver Barna, ay. ¡Y ver a mi Santa María del Naranco, a San Miguel de Lillo!

    También me he entretenido este finde viendo "Mataharis" (en casa) y "El abogado del terror" (actualmente en cartelera) y, qué quieres que te diga, ambas dos tratan temas muchísimo más interesantes que las pajas mentales de dos post púberes en la ciudad condal, pero me han parecido la primera sosa y la segunda, ¡virgen!, había que permitir la pena de muerte para algún que otro guionista, en serio.

    Bueno, que me voy a la camita que como me ponga a navegar no me voy al sobre ni que me maten y luego mañana, vamos hoy, no hay quien se levante a las seis y media... Uy, sí, me voy.

    Muchos besos.
    Cal.

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  3. A pesar de que me encanta Allen, desistí de verla al comprobar que el 90% de las críticas y opiniones la ponían mal. Y tu entrada me hace arrepentirme, la verdad.
    Aunque a lo mejor lo que vale la pena es eso, tu entrada, y no la peli.

    Un beso, Cal.

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  4. Pues, hombre, no es una película maravillosa, la verdad. Pero es Woody Allen. Es que no sé qué decirte, Portorosa (oye, acabo de recordar, ¿estuvimos viendo juntos "Scoop" o lo he soñado?). Yo no salí descontenta del cine. Claro que a mí me flipa Barcelona y sólo por ver ciertas partes de la misma...

    La historia en sí no tiene nada. Me gusta la actuación de Pene Cruz. Hace de histérica que lo flipas. Tal vez por ser un personaje tan histriónico... Ay, siempre pienso que los papeles extremos son más fáciles de interpretar.

    En cualquier caso, espérate al DVD y la ves cómodamente en casa. En V.O., si us plau. La disfrutarás casi igual.

    Un beso. Cal.

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  5. Estuvimos, estuvimos; en nuestra segunda cita, más o menos, si no me equivoco.

    Un besazo.

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  6. Es que no lo recordaba con exactitud. :)

    Pues, a lo mejor digo una burrada, pero "Scoop" no me parece mucho mejor que "Vicky Cristina Barcelona". Tal vez Woody Allen debería esperar algo más de tiempo entre película y película... Es sólo una opinión, claro. Tampoco soy un crítico de cine de Cahiers Du Cinéma...

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