26/1/09

A mis taytantos he descubierto una cosa: quiero ser motera. Es más que voy a serlo. Hay cosas que tengo en mi mente tan cristalinas como el agua de manantial. Ésta es una de ellas.

El fin de semana he estado de nuevo en Barcelona. Sí, con la que estaba cayendo. He visto árboles sajados cual hoja de papel, tiestos reventados por la calle, motos tumbadas contra su voluntad en la Plaza de la Universidad, toldos rotos, cornisas caídas y bomberos llorando.

También me he dado una vuelta en moto. Nenén -mi hermano pequeño, aquel al que yo sacaba al parque para hacer competiciones con nuestros coches teledirigidos- me ha sacado de paseo en su CBR y casi me muero del gusto. ¡Qué maravilla ir paralelo al mar, un mar ya calmado, con el aire azotando mi pelo mojado! No nos dio tiempo de subir al Tibidabo. Mi avión se marchaba.


Desde el rompeolas de la playa olímpica el día después de la tempestad. En mi Flick podréis ver alguna más.

De camino al aeropuerto fuimos hablando de lo divino y de lo humano. Llegando al Prat yo miraba hacia atrás mientras comentaba "Barcelona, mi amor platónico. No puedo vivir sin ella, pero tampoco en ella". Él por contra me decía que no podría vivir en otro lugar, que estaba a gusto allí, que sentía con absoluta seguridad que aquel era su sitio. Qué suerte.

Barcelona para mí es la soledad. Cuando viví allí estuve, me sentí para ser más exactos, tremendamente sola. Daba paseos, descubría los lugares, mojaba mis piececillos en el mar cada vez que la melancolía me asolaba, pero nunca tuve a nadie con quien compartirlos. Pese a que mi familia es de allí.

Segovia representa la huida. Ciudad de paso. Cinco años en los que el tiempo estaba dedicado casi en su totalidad a urdir estrategias de futuro. Decepciones me llevé a patadas -es lo que tiene crecer-, pero fueron contadas las ocasiones en las que no me sentí acompañada. Muchas veces echo de menos aquellos cinco años.

Mi pueblo. Qué decir, casi llevo más tiempo viviendo fuera de él que dentro. A los 17 me piré de casa para vivir en Barcelona. Ya tampoco pertenezco a esa parcela de tierra. Apenas sí me quedan dos cosas para seguir identificada con aquello.

Madrid. Madrid me mata. El día que supe que me tenía que venir a trabajar aquí lloré y no precisamente de alegría. Nueve años después la amo y la odio a partes iguales. Pero no he conseguido echar raíces. Seguramente si me voy la echaré profundamente de menos. Seguramente si me quedo, acabaré maldiciéndola.

A mis taytantos aún no sé cuál es mi lugar en el mundo. En mi cabeza también hay espacio -demasiado espacio, quizá- para las decisiones eternamentemente aplazadas, turbias como el barro tras una lluvia intensa.

9 comentarios:

  1. Servidora, corazón, si te pasas por aquí (sé que sueles hacerlo) y si quieres, escríbeme, anda (missscalamity@yahoo.es). No tengo otra manera de contactar contigo.

    Un besote bien fuerte. Cal.

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  2. Cuando te echábamos de menos, Miss Cal. Menos mal que cuando te pones a escribir, nunca defraudas...

    Yo tengo también a Barcelona (en pequeña medida) y, por supuesto a Madrid, como dos lugares imprescindibles en mi itinerario vital.

    ¿Tu logar en el mundo? ¡Qué mas da! Lo importante es estar en el mundo, ¿no?

    Un abrazo.

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  3. ¡Gracias Rogelio. Vaya piropo! :D

    Cierto es que tengo medio abandonada la bitácora (cuatro años escribiendo, aunque sean tonterías, tiene su enjundia y su cansancio vital). Pensaba escribir un post justificando mis ausencias, pero suele pasar que cuando dices que no tienes tiempo (y tal vez ganas) de escribir al poco es cuando más cosas tienes que decir y poner sobre papel, ejem, sobre el lenguaje de los ceros y los unos. Cosas que pasan.

    Ando muy liada últimamente. Motivo: estoy buscando trabajo. Y en mi profesión un sencillo currículum no es suficiente. Llevo tres años de retraso con mi carpeta de publicidad. ¡Qué deprisa pasa el tiempo cuando no mides las horas que te quedan para salir de tu cárcel de cuatro paredes!

    Un lugar en el mundo. Me recuerda a la película homónima de Aristarain que tanto me gusta. La verdad es que en el fondo me gustaría sentar mis posaderas en algún lado. No sé, sentirme parte integrante de algo... Estoy tan, tan desubicada... Tal vez el lugar esté en mi propio cerebro. Who knows?

    Beso bien fuerte. Cal.

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  4. Seguramente tu lugar en el mundo sea aquel en el que te sientas a gusto, que puede ser uno o pueden ser cientos.

    Yo he comprobado, buscando el mío, que lo primero es estar a gusto en el único lugar del que no se puede escapar, en uno mismo.

    Y que la solución no está en huir, que por muy lejos que vayas, tus problemas siempre irán contigo. Atacarlos y solucionarlos, si es posible y si no... ya lo decía Manquiña: "Los problemas que no tienen solución no son problemas, son datos" (o algo así).

    Un bico.

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  5. Te iba a decir que a lo mejor no tienes por qué encontrarlo; pero si lo necesitas, pues lo necesitas.

    Suerte, cariño.

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  6. Jooooooo, perdón me estás haciendo sentir egoistona :-)

    A los cuarenta y muchos descubrió mi hermano que era un motero, así que mira reina, descubre tu moto cuando quieras, como quieras y con la tempestad que te apetezca :-)

    Y yo estoy bien :-) Bueno, vale enferma y eso, pero lo llevo bien. Si me agobio pido jelpes y tengo la suerte de que la gente me mima, me quiere y hasta me hace llorar de las chorradas que sueltan sobre la buena gente que soy, cuando servidora parece más bien un sargento chusquero :-)

    Ahorita mismo relleno el gap, okis? Te me cuides :-) (y no fumes :-P) ;-)

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  7. Seguramente, Anónimo (perdona la osadía, ¿eres Klimta/Gwidir?). Tendré que buscar algún libro de autoayuda que se titule lo más parecido posible a "encuéntrate agusto contigo mismo". Es posible que el problema no sea el lugar. Es más no es posible, es real. Me apunto la frase de Manquiña. ;)

    Muchas gracias, Portorosa. De dos días a esta parte todos aquellos sueños en los que hablaba de New York como quien dice de irse a Chinchón desde Madrid se han quedado en agua de borrajas. Más vale que empiece a sentirme bien en el pequeño trozo de mundo que abarca mi volumen corporal porque si no, estamos apañados.

    Hombre, Servidora, qué bien que te pasas por aquí. Ya no veía el momento de hablar contigo (me voy ahora para el correo electrónico). Ya sabes lo que se suele decir, si necesitas ayuda, silba. Pero, en fin, que te mando un email que creo que ya es hora, ¿no?

    Besos para todos los que pasáis y dejáis comentarios por esta bitácora.
    Cal.

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  8. Anónimo3/2/09 17:12

    UY! No Cal, no soy Klimta/Gwidir, soy Marta(recuerdas?). Olvidé firmar...

    Otro bico.

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  9. Tranqui, Marta. Es que Klimta es también gallega y también terminaba sus comentarios con "un bico". Pero de ahora en adelante ya sé que eres tú.

    Un beso bien fuerte, guapa.
    Cal.

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