16/11/10

Estoy que echo humo

Ya he asumido desde hace unos cuantos años que los médicos son un cúmulo de huesos y piel sin ninguna clase de sentimiento. Al menos en sus consultas, que es donde yo les conozco.

Ahora estoy de médicos. Sí. Si me miras, con estos coloretones, con este corpachón, con esta sonrisa profidén sempiterna, parezco una tía más sana que una manzana. Pero si rascas, empiezan a salir esos pequeños achaques que proporciona la edad (y las circunstancias) y que me hacen visitar más las consultas médicas que si estuviese enferma de cáncer. Antes me podías encontrar en cualquier bar. Ahora en cualquier ambulatorio.

Y dentro de toda la marabunta de especialistas que han sobado, soban y sobarán mi cuerpo están unos a los que tengo un especial cariño: ginecólogos. El de cabecera estimó que al haber tenido dos abortos tan seguidos y tener los años que tengo y no tener ningún tipo de anclaje biológico que nos pudiera dar pistas, sería conveniente que me hiciese un pequeño estudio. Y me derivó, ¡ay!, a ginecología. Y allí he ido.

Llegué un pelín tarde, diez minutillos. Voy mejorando mi puntualidad. La enfermera, una especie de seta sombrerillo con más veneno que alimento, me echó la bronca. A mí plin. Llevaba mis informes y un libro para amenizar la espera, podría aguantar horas en aquella sala.

Entro a la consulta. Y allí estaba ella: la doctora. Sin ni siquiera leer el volante, me espeta "¿para qué vienes? ¿quieres la píldora?" Ante mi no rotundo y mi cara de expectación me solicitó el volante. Se lo di.
- ¿Hijos?
- Ninguno.
- ¿Abortos?
- Dos.
- ¿Provocados?
- No. Retenidos.
- ¿Qué?
- Retenidos. Tengo los informes aquí, si los quiere leer... -con su mano dibujó un gesto de no-  En el primero fui a hacerme unas pruebas a las 12 semanas y vieron que el embrión no tenía latido. Y me hicieron un aborto con Cytotec. El segundo fue un legrado.
- ¿Cuándo? No había oído nunca lo de retenidos, chica. Serán diferidos...
- El 17 de septiembre. No sé, no he estudiado medicina. Sólo digo lo que pone en el informe.
- Y entonces, ¿cuál es el motivo de tu consulta? En mi vida había oído lo de retenido. Le hacen creer a una que no se ha dedicado a esto nunca.
- Ô_Ô

Cal: batalla perdida.

En este momento yo ya pensé que estaba siendo víctima de una broma pesada y miré hacía lugares recónditos para encontrar las cámaras de vídeo y a Juan y Medio con un ramo de rosas. Pero no. La cosa siguió por esos derroteros. La mujer tuvo delicadezas como decirme que mejor que hubiera tenido los abortos porque sino habrían nacido seres con terribles malformaciones. Yo debatí que en ningún momento se me había hecho un análisis genético para poder decir que había malformaciones. Reculó un poquitín en su argumentación, la muy cretina.

Aunque fui a Atención al Paciente y puse una queja, he estado todo el día destrozada.

8 comentarios:

  1. Lo siento, chica.
    Al final son como los demás: buenos y malos, y con días mejores y otros peores. Y yo creo que, por supervivencia, se insensibilizan bastante.
    Todo el personal de la sanidad, desde el especialista al celador, debería tener vocación. Es necesaria para quien, vulnerable, trata con ellos.
    Un beso.

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  2. La gente es que tiene la sensibilidad de un ornitorrinco, eh? Joer...

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  3. Está claro que antes que médicos son personas, pero mira que ante gentuza de esta calaña me hacen dudar, Porto. Me parece bien que tengan que insensibilizarse para poder soportar su trabajo. Eso lo entiendo, pero que te falten al respeto, no.

    Un ornitorrinco es la rehostia de empático comparado con esa bicha, Eulez.

    ¿Sabéis lo más gracioso de todo? Que encima me ha mandado hacerme una prueba que, si se hubiera molestado en siquiera echar un vistazo a los informes médicos que llevaba, ya tengo hecha y que no necesito. Y los resultados me los dan el, tachán, tachán: ¡¡¡12 de febrero!!! Cuando vine a vivir a Madrid me quedé maravillada con el servicio de sanidad tan excelente que tenía en comparación con el de Palencia. Ahora es justo al revés. En Madrid se está volviendo todo caótico y de mala calidad y en Palencia me trataron como las propias rosas.

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  4. Yo tengo una impresi´´on parecida, Cal. Los medicos se creen que estñ´´an -en general- por encima del bien y del mal. Sobre todo en lo que concierne a dolor resulta soprendente la escasa sensibilida de cara al paciente. Yo no he estado hospitaizado m´´as que en cuatro ocasiones en mi vida y, la verdad, creo pretend´´ian hacer de m´´i un asceta.

    En fin, paciencia y mucho ´´animo.

    Abrazos.

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  5. Coincidimos, Rogelio. Yo sólo he estado ingresada una vez hace exactamente dos meses hoy, día en el que me operaron de urgencias. Reconozco que allí -en el hospital de Palencia- me trataron muy bien, pero en general los médicos, como tú dices, parece que están por encima del bien y del mal y eso ya no es cuestión de insensibilización únicamente.

    Como dicen en un grupo de facebook que me den paciencia porque como me den fuerza les despego la cabeza del cuerpo. Besotes, Rogelio.

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  6. Bueno, también pasé largas temporadas en el hospital, pero esta vez de acompañante -a mi padre- y, yo no sé si es porque era enfermo de cáncer o qué sé yo, pero el ambiente no era tan tirante y prepotente. Incluso, es curioso, pero el pabellón donde les daban quimio estaba llenito de plantas y con mucha luz. Hmmmm.

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  7. Mi compañera es enferma, médico y enferma, por este orden. Ya sé que es algo difícil de entender, pero es lo que hay, y más o menos dice lo mismo que tu.
    No todos son así, los hay de peores y alguno un poco mejor.
    Mi compañera era de las buenas, pero estoy seguro que de vez en cuando se le cruzaba un paciente. Lo digo porque cuando me cruzo se vuelve peligrosa, y eso que soy el que más le aguanta.

    Un abrazo y no desesperes. Cambia de médico, ni lo dudes.

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  8. Me consuela saber que no todos son así. Cambiaré de médico, Pau, no lo dudes. Un beso bien fuerte. Para los dos. ;-)

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