Acabo de empezar mi nuevo tratamiento, ayer, con una nueva medicina: quetiapina. Es una carta más de las que me ha tocado jugar en esta partida de mus que se supone que es mi bioquímica cerebral. Yo sólo espero que no tenga que volverme a dar mus porque ya llega un momento en el que uno se cansa o el adversario corta el tanteo y comienza con la apuesta a grande.
Estoy en ese punto en el que ya no me creo prácticamente nada, pero he accedido al tratamiento porque me encuentro realmente mal y pensé, llegando anoche a casa con la pastillada criminal, que no tengo mucho más que perder.
He empezado con la cantidad mínima. Esta mañana he tardado en levantarme de la cama casi dos horas. No podía, en serio. Tengo la sensación como que mi cuerpo es de chicle, laso, plúmbeo. Sobre todo, los párpados. Me quedaría en la cama todo el día, pero tampoco durmiendo. De hecho no sé ni cómo puedo estar escribiendo esto. Tengo el razonamiento un poco obtuso...
Mañana es nochevieja y yo ya voy con el pedo puesto de serie. ¡Qué cosas!
30/12/10
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