17/12/10

Diciembre no existe

Ni Agosto. ¡Y yo que estoy más liada que la sandalia de un romano! Diré que en lo que llevamos de semana he estado en tres sitios diferentes que distan más de trescientos kilómetros entre ellos (por eso lo del abandono blogueril one more time y no es excusa). Pero no es esto de lo que quería hablar. O sí, qué sé yo.

Decía que Diciembre no existe. ¿Trabaja alguien en este sacro santo país en el último mes del año? Yo sí. Y muchos de vosotros, lo sé, pero me da más la sensación, no sé, de que ya estamos a por uvas y pasamos de todo, estamos lasos. He pedido cinco presupuestos la semana pasada -¡qué atrevimiento, con el puente de la prostitución por el medio!- y me ha llegado uno. UNO. Claro que el año pasado pedí seis presupuestos para hacer un pedazo de obra en casa de mi madre y todavía estoy esperando cinco. La próxima vez que un proveedor me hable de archimanida crisis...

Fluído de conciencia on, me temo, porque, insisto, no es esto de lo que quería hablar. Quería hablar de que me siento más liberada y todo gracias a algo que estoy aprendiendo a hacer: decir lo que pienso sin tapujos. Posiblemente de aquí a un tiempo dejaré de ser la niña encantadora que siempre sonríe a todo el mundo. Era adorable, dirán algunos, y a mí me sudará la polla lo que piensen todos los que están a más de un milímetro de mi propia existencia que en definitiva es toda la humanidad. Y es muy posible que así sea más feliz porque sola, siendo tooooooooooodo lo adorable que parezco ser, ya lo estoy. Así que no creo que pueda estarlo más.

Hoy he sido capaz de decirle a un pedorro con prisas que se tomara una tila. Sin aspavientos. Todo porque se iba a colar delante de mí en la extracción de sangre en el consultorio. Antes me habría quedado como una gilipollas y seguramente le habría dicho "no, no, pasa tú, hombre, que yo no tengo prisa", pero sí tenía prisa. Yo, quiero decir: quería ir a mi casa a tocarme las bolas a dos manos porque es Diciembre. A la enfermera también se lo he dicho y me ha sacado la sangre sin apenas hacerme daño.

Y a la señora de la floristería, que siempre me aburre con sus soporíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiferas miserias al más puro estilo Dickens pero sin gracia, le he acabado soltando un "¿sabes lo que pienso? y que no te moleste, ¿eh? que en tu familia sois todos unos egoístas" y me he ido después de haberle encargado un ramo de flores para mi ex abuela en su centésima primera onomástica, que será el día de la lotería, en el que debería de haber una tarjeta un "que te den por el culo, maja" en vez de una con "muchas felicidades".

Aún me falta dar el gran salto, vamos, decir a mi familia lo que realmente pienso de ellos. Con todo mi amor. Y, por supuesto, con toda mi sinceridad.

Me voy de concierto. Disfruten del fin de semana. Y sean políticamente incorrectos. Llegarán más lejos (o por lo menos les respetarán más).

Fluído de conciencia off.

5 comentarios:

  1. ¡Caray, como estás!
    Un beso, chica :-)

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  2. Nunca es tarde para madurar, preciosa. Hay que ser así de sensata para poder llamar a las cosas (y a las personas) por su nombre, aunque no sea el que nos tienen acostumbrados a decir.
    Espero que disfrutases del concierto. Y del resto del fin de semana.
    Besote.

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  3. Amén a todo hermana, amén.

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  4. Mejor así que como estaba hace unos meses, Porto. No sé quién dijo que no sabía cuál era la clave del éxito, pero que la del fracaso era intentar gustarle a todo el mundo. Pues eso. Un beso para ti también. ;-)

    ¡Amanda! Qué ilusión. Ya sé que sigues leyendo el blog. Que estás como yo, que lees, pero no sueles comentar, así que ver un comentario tuyo me da mucha alegría. Aquí ando, madurando golpe a golpe. Disfruté mucho del concierto. Me lo pasé bomba. Otro beso para ti, bonita.

    Eulez, gracias, guapo. :-*

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  5. siendo tooooooooooodo lo adorable que parezco ser, ya lo estoy.

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