También la lluvia. Tengo unos principios, pero si no le gustan, tengo otros.

Empiezo a lo a bulto: sólo espero que esta noche se alce con el Goya a la mejor película porque era más que obvio que no pasase la criba de los Oscar en un país con tantos complejos y con tanta actitud políticamente correcta como son los EEUU. He visto varias de las nominadas a los Oscar y todas las nominada a los Goya.

Me gustó mucho Canino (hay que verla, hay que verla). Me gustó mucho Biutiful. Me sorprendí muchísmo con Pa Negre. Pero me ha EN-CAN-TA-DO esta película de Icíar Bollaín, que se empieza a parecer poco a poco a Ken Loach. Ya comparten guionista. ;-)

Sobre todo estamos ante una película coral. Los personajes están tan sublimemente construidos e interpretados que te dan ganas de aplaudir cuando se encienden las luces de la sala. Tan solo Antón, el personaje de Karra Elejalde, se mantiene íntegro e inamovible en toda la película. No flaquea en ningún momento ya sea delante de un buen vino tinto o delante de un furgón cargado de insumisos al orden establecido. Todos los demás muestran lo poliédricos que somos los humanos. Lo diferentes que son nuestros ideales cuando nos plantan ante una situación límite como las Guerras del Agua que acontecieron en Cochabamba, Bolivia, en el año 2000. Y es que ¡a quién co...nes en su sano juicio se le ocurre privatizar el agua*!

Salí indignada del cine. Y asustada. Asustada por que me percaté en ese mismo instante que tal vez no fuera capaz de cubrir periodísticamente un evento histórico de esta magnitud. Me podría la injusticia ejercida vilmente sobre las personas. No podría ser objetiva.

* Al Banco Mundial (sí, ese que sale en los telediarios), a alguna multinacional sin escrúpulos y a un antiguo dictador disfrazado de presidente electo.