Con una abarrotada sala Heineken madrileña y el cartel de "no hay entradas" colgado desde hace varias semanas el ahora cuarteto australiano Cut Copy saltaba a las tablas un poco más tarde de la hora prevista para mostrarnos en directo el poderío de la música de baile mezclada con riffs de guitarra mientras nos presentaban "Zonoscope", el tercer largo de la banda, álbum que ha dividido a la crítica musical mundial. No es nada nuevo, lo sé. Su música suena las veces a New Order, pero es que a mí New Order también me vuelven absolutamente majara y a esos ya nos les voy a conseguir ver en su mejor momento (ya les he visto de hecho hace unos años), que no fue otro que en los años 80, así que Cut Copy me requetesobran para saciar mi lado más frívolo y bailongo.
Sintetizadores, teclados ochenteros, guitarras aquejadas de miles de distorsiones, bajos furibundos y percusión exacerbada. Eso es Cut Copy en directo.
El show comenzó con los cuatro músicos saliendo a ritmo de Visions para empezar a enloquecer al personal con una pieza de las grandes Nobody Lost, Nobody Found. Dan Whitford conoce sus limitaciones como cantante, pero lejos de amilanarse con la historia de no poseer la garganta de Farinelli, se muestra en el escenario como un culo de mal asiento no parando ni un solo instante: ahora teclados, ahora aporreo la guitarra, ahora me muestro profundo mirando absorto a las miles de teclas del sinte y si no, pues bailo a lo loco y azuzo a la esta vez muy poco dormida platea. Supongo que después de un espectáculo de este estilo día tras día no le hará falta ir a ningún gimnasio para mantener esa linea a medio camino entre un Jarvis Cocker menos gafapasta y un Neil Hannon más desinhibido.
Dan Whitford animando al personal. Me dejaron pasar la cámara, ¡sí! Bueno, la compacta, menos da una piedra y encima escuece. :-D |
Tim Hoey con Mitchell Scott al fondo en pleno éxtasis vocal. |
El bis fue sencillo. Dos canciones: Need You Now, ¡cómo nos iban a dejar sin este soniquete pegadizo, por el amor de dios, su single más actual! y Out There On The Ice, para culminar el fin de fiesta a lo grande. Si se hubiera tratado de una corrida de toros, estos señores habrían salido por la puerta grande con el rabo, las orejas y hasta la pata del morlaco, si me apuran. Hasta ellos mismo admitieron que había sido el mejor show que habían tenido en lo que llevaban de gira. Palabras de Hoey en pleno delirio musical.
Whitford en su faceta de teclista con Scott, el más comedido, al fondo. |
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