4/3/11

Numerología

Empecemos por leer esta noticia. Ella ha sido la que me ha inspirado para escribir un post. Más bien ha sido el acicate porque aquí una es ecologista convencida. Tuve antes el carné de Greenpeace que el de identidad. Si siguiera con la militancia activa, posiblemente me habría encadenado a Garoña en alguna ocasión, por ejemplo.

Asisto estupefacta a las medidas de ahorro energético que ha aprobado hoy mismo el gobierno. ¿En serio creen que eso es ahorro energético?

Voy a poner un ejemplo de lo más tontorrón. Todas las semanas tengo que acudir a la Plaza de los Cubos de Madrid durante una media hora (para los foráneos es en c/Princesa, casi tocando con la Plaza de España, en frente del Palacio de Liria). Siempre había hecho el trayecto en Metro desde mi casa. Un euro ida. Un euro vuelta. Leyendo, tranquilita, un solo transbordo, bien. Un día me despisto de tal manera que se me echa el tiempo encima y cojo el coche para ir a mi consulta. Doy un par de vueltas para aparcar, no encuentro aparcamiento -obvio- y le meto al aparcamiento subterráneo. Me costó 1,75€ la estancia.

Otro ejemplo algo menos tontorrón. He trabajado a 13 kilómetros de mi casa durante cuatro años. Iba en metro y en autobús porque entre otras cosas no tenía carné de conducir. Todos los días una hora y cuarto, si no pillábamos atasco en la M-40, para ir. Otro tanto para volver. Cuando me hice con un coche me di cuenta de que me costaba llenar el depósito al mes menos que el abono. Ahora posiblemente me costaría poco más o menos que el abono mensual con la diferencia que en el coche tardo unos 45 minutos en hacer el recorrido, salgo y entro cuando me da la gana y no tengo que pillar un taxi a las doce de la noche (¡28 eurazos!) porque me tengo que quedar a hacer horas por la patilla en el curro y ya no hay servicio de transporte público a esas horas.

No soy una boba: sé que el coche tiene muchos más gastos que la gasolina o el gas-oil. Esto tampoco es un alegato para el uso del coche particular. A mí me parece una barbaridad lo que hacemos en Madrid, que hay gente que coge el coche para ir a por el pan, pero es que aquí también hay otro problema: el comercio local está desapareciendo. Desgraciadamente mucha gente tiene que coger el coche no sé si para ir a por pan, pero sí para ir a hacer una compra, para ir al cine, para ir de tiendas... Todo se está concentrando alrededor de unos monstruos que han crecido a las afueras de las ciudades que se suelen conocer con el apelativo de centro comercial.

Cuando trabajaba para el periódico hace ya once años iba a cubrir las noticias en bicicleta. A todos mis trabajos he ido en bici y aquí en Madrid la echo enormemente de menos. En serio les digo que me daría miedo ir en dos ruedas por estas carreteras llenas de locos al volante.

Y me pregunto, ¿por qué nuestros políticos no fomentan este tipo de actitudes? ¿por qué no favorecen al transporte público? ¿por qué están encendidas día y noche las lámparas de la oficina del Inem que está al lado de mi casa? ¿por qué voy al médico en invierno y me tengo que despelotar porque está tan alta la calefacción que aquello parece el Trópico pero sin humedad? ¿por qué nuestros queridos políticos no dan ejemplo y se dejan de tanto cochecito oficial y tanto gasto inoperante? ¿por qué todas las medidas a este respecto tienen fecha de caducidad cuando está más que probado que el cambio climático ya está aquí y que ni cientos de miles de euros/dólares jamás podrán crear un árbol? ¿En serio creen que ir a 110 por la carretera va a servir para algo? (sin contar con el enorme gasto de rotulación de todas las señales de tráfico).

Hablo de los políticos, que son más falsos que Judas y lo que realmente les acojona en todo este tinglado de actitud verde es que el suministro de petróleo escasee o se ponga por las nubes a cuenta de los zambombazos que se están tirando en Libia, pero nosotros somos igualmente anti ecológicos. No hace mucho oí decir a un familiar de mi edad algo así como que no reciclaba la basura porque ya pagaba suficientes impuestos sobre la misma para que lo hicieran los otros. ¿Perdona? ¿Qué pasa cuando dejamos el grifo abierto mientras nos lavamos los dientes o nos peinamos? ¿Cuando derrochamos agua esperando a que se caliente antes de entrar a la ducha? (lo suyo sería cogerla en cubos y aprovecharla para otros menesteres). ¿Cuando dejamos todas las luces de la casa encendidas, los ordenadores suspendidos horas y horas, los cargadores de baterías enchufados sin batería que cargar, la tele encendida a modo de hilo musical, el aceite que no se usa derramado por la pila de la cocina...?

Nos queda mucho camino que recorrer todavía. A todos. El mundo no es un regalo de nuestros padres es la herencia que les dejaremos a nuestros hijos.

PD. A veces echo de menos caminar por las calles de Estambul, oscuras, iluminadas casi en exclusiva por la luz de los comercios. ¡Esta ciudad parece una discoteca!

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