12/1/11

Demodé

Infinitas veces oí a mi padre decir que el primer coche que conduces es el coche más especial de todos. Mi Golfillo no es el primer coche que conduzco, pero sí es el primero que conduzco de manera legal. Vamos, con carné de conducir. ;-D

Tiene más años que la Tana para lo que se estima que es la vida útil de un automóvil (unos cuatro o cinco años). La última vez que me fijé en el cuenta-kilómetros andaba ya cerca de los doscientos dieciocho mil. Ahí es nada.

Este año ha tenido varias averías de las chungas. De hecho en junio me he gastado mi sueldo y la mitad del siguiente en arreglarlo. Petaron a la vez el alternador y -recién salido del taller- la correa de distribución. También se me picó el cárter gracias a una magnífica piedra que había camino al garaje y que, por supuesto, no vi.

Subiendo el puerto de Navacerrada apareció una avería en el turbo que se ha subsanado con un apaño que me ha hecho mi ya amigo y técnico Antonio. El airbag del asiento del piloto tampoco funcionaba bien. He pasado así con él casi un año, pero ya me he decidido a arreglarlo. Menos mal que no ha ascendido demasiado la dolorosa.

También gastamos lo suyo en dejarle guapo porque ser novato se suele pagar de una manera u otra. He de decir que a los quince días pisé el embrague en vez del freno  Ô_ô  y me di un golpecillo con un precioso guardabarros cromado de un 4x4. Se ha saltado la pintura y tal...

Todos me dicen que cambie ya de coche. Hasta yo lo he pensado alguna vez echando las cuentas. Pero, bueno, partiendo del punto de que estoy en el paro y que soy más pobre que una rata hasta que no encuentre curro, pues, es bastante inviable. Además hay una cosa que adoro de mi Golfo: que huele a pan recién hecho, o eso me parece a mí. Y algo que huele así de bien no se puede tirar a la basura como un vil monda de plátano, ¿no?

Les aconsejo encarecidamente que inviertan cincuenta y dos minutos de su vida en ver este reportaje. No se arrepentirán. No deberían. (¡Gracias, Nán!)

5 comentarios:

  1. Menos mal que te he leido donde Nán.
    No sabía que habias decidido escribir de nuevo.

    Besos

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  2. Más que una decisión parece ser que mi cuerpo (o mi mente) me lo pide de nuevo. Por ahora ya llevo dos meses que no he parado de escribir y tengo pensado abrir otro blog como Calamity y tal vez uno especializado en mi actividad profesional. Pero no sé, tampoco me quiero liar mucho. O sí... Por lo menos algo se empieza a mover en mis entrañas. A ver hasta cuando.

    Ya he visto en tu blog que has estado cerca del mar, Aquí. Qué bien. Espero que hayas venido completamente relajada a la capital.

    Un beso, guapa.

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  3. Pues gracias por las gracias. Mi primer coche fue algo así. Se lo compré, de quinta mano, a un cartero rural de Salamanca. Al pobre le sentaba mal ir por calles asfaltadas. Un día, cerca de la Plaza Elíptica, ¡perdí la puerta del conductor! Tuve que frenar, correr hacia atrás y recuperarla, entre el choteo de los de los otros coches.

    Lamentablemente, tuve que deshacerme de él.

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  4. Teno mal, muy mal recuerdo de mi primer coche de no sé cuantas manos.
    Nunca más he vuelto a tener uno que no haya sido nuevo.

    Besitos

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  5. Nán, el primer coche que yo conduje fue una monada. Ahora mismo lo sería. Entonces era una carraca oxidada que fue a parar al desguace: un Seat 850 Coupé rojo con los asientos de cuero blanco y los cintos de seguridad rojos. Me pegué un tortazo con él porque, ante el aburrimiento mortal que tenían las conversaciones de adultos, pedí las llaves a mi padre, que me las dio, y encendí el motor. El coche estaba en cuesta. Yo no llegaba al embrague. Tenía 6 años. :-D

    Aquí, sólo he tenido, mi familia quicir, un coche nuevo, un Seat Fura 900, que nos salió un poco malo. Se nos paraba y tal, pero nos dimos un tortazo (en plan dos vueltas de campana para caer en un riachuelo; no nos pasó nada) y empezó a funcionar de maravilla. Realmente ese ha sido mi primer coche. El día que se lo llevaron al desguace me tuve que ir de casa porque no podía verlo. Estuvo con nosotros muchos años.

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