16/3/11

Propuestas Musicales X
¡Es el fin del Mundo!

Creo que hay poco más que decir, ¿no? Me gusta REM, me gusta esta canción y en Fukushima posiblemente se esté empezando a desatar el apocalipsis; al menos el apocalipsis de la raza humana.


Para este tipo de cosas siempre lo he tenido muy claro.  ¿Energía Nuclear? No, gracias.  Sí, soy, a mucha honra, ecologista.

2 comentarios:

  1. El día que abriste este tema había escuchado por la radio las explicaciones de un responsable, cubierto por el hábito de la ingeniería, sobre lo que pasaba y dejaba de pasar; también a otro, funcionario de la agencia nuclear española, serio y formal, explicando que estaban en contacto con sus colegas japos, tan serios y formales como ellos, para decir que todo estaba controlado... Ahora que se sabe que los japos, tan serios ellos, habían rectificado hasta 25 informes para evitar la sanción y el correspondiente cierre, no sé nada de esos tipejos. Parece que se los haya tragado la tierra.

    Pero mi pregunta es: ¿qué es ser ecologista y cómo se puede serlo?

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  2. Pues ser ecologista es como ser religioso, es un sentimiento y cada uno tiene una fe personal. Se es o no se es. Pero, lejos de tanta parafernalia filosófica, ser ecologista es estar del lado de la tierra y de la vida, de su protección incluso por encima de la raza humana. Quiero decir con esto que el fin de la raza humana no significa, ni mucho menos, el fin de la Tierra.

    Tenemos que hacer lo posible para preservar todos los ecosistemas. Estudiarlos, observarlos, protegerlos, no sobreprotegerlos (caso de los incendios en ciertos bosques australianos que, a base de querer extinguir todos los incendios, casi se cargan los ecosistemas puesto que los incendios eran necesarios para la regeneración del mantillo).

    No sé si me he explicado, Pau. :-)

    Yo tampoco soy una radical. Conozco a gente a la que le parece una aberración por ejemplo los bonsáis o tener animales en casa. Y yo, que cultivo bonsáis, digo que no es ninguna aberración y que no hay árboles cuidados con más mimo que estos. Lo mismo con los animales adaptados a la vida del ser humano. Quiero decir que yo nunca, jamás, tendría animales salvajes en casa. De hecho tampoco tendría animales domésticos que no estuvieran en una situación óptima. Por ejemplo: me encantan los loros, pero requieren de una dedicación absoluta y yo no puedo dispensar tanto cuidado a un animal. ¡Son como bebés!

    ¡Menuda chapa!

    Lo que comentas de Fukushima lo he leído en un artículo de El País.
    http://www.elpais.com/articulo/internacional/Fukushima/vive/peor/accidente/nuclear/Chernobil/elpepuint/20110312elpepuint_2/Tes

    Mira, no es lo mismo, pero... Cerca de la casa de mis padres había una cantera de yeso. Se hundió un día, hace ya mucho. Se montó una terrible, ¡imagínate! Los vecinos hasta creían que se les iban a hundir las casas... No hacía ni quince días que los ingenieros habían firmado los papeles respecto a la seguridad de sus instalaciones. ¿Qué te parece?

    Un besazo, Pau.

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