7/7/11

El destino o cómo hacerse un egotrip a los infiernos de nuevo

Tal vez estaba escrito en las estrellas el día que vine al mundo. Hagámonos caso de la superstición cuando no existe explicación posible a algunas de las preguntas que nos hacemos en la vida. A mí ya se me han acabado los razonamientos científicos.

Madre.

¿Qué significa esta palabra para ustedes? Piensen: amor, protección, calor, colores pastel, besos, altruismo, mimos, polvos de talco, nenuco, hacer mantequilla los viernes por la tarde...

Mi primera madre -la causente de que yo esté aquí ahora contándoles a ustedes esto- me abandonó a los tres días de nacer. Se llama Elena. Me reservo sus apellidos.

Mi segunda madre, mi verdadera madre con la que asocio todas las palabras que les he listado un poco más arriba, tenía una infinitud de virtudes y dos pequeños problemas: era (es) posesiva hasta rozar la enfermedad y cabezona hasta decir basta. Me dio todo lo que tengo, vamos, estudios, juguetes, ropa, cariño y me proporcionó un nivel de autoestima que no suele subir más allá de la altura del tacón de mis zapatos. Tiene alzhéimer. Este duelo continuo en el tiempo, persistente, que no es duelo ni es , esta enfermedad que no mata y que no te deja vivir...

Mi tercera madre, mi madrina. Cuando mis padres bromeaban conque se iban a divorciar y me preguntaban con quién de ellos preferiría irme a vivir (¡hay que joderse con las preguntitas que les hacen a los niños creyendo que son graciosas!) yo siempre, ¡SIEMPRE!, respondía que con mi madrina. Si algo iba mal, iba a casa de mi madrina, a mi refugio. Tenía habitación propia, con juguetes y pósters de niña. La quería -aún la quiero- hasta lo irracional. Por ella amo la lectura, la radio, la costura. Me rechazó justo el día de mi trigésima onomástica -ese fue su regalo- con juicio y todo mediante. Hace casi seis años que no la veo. No me dejan.

Mi cuarta madre, la madre de mi paquete. El ser más luminoso que he conocido sobre la faz de la tierra. Decir que es buena es quedarse corto. Es la primera vez en mi vida que un ser humano me da todo lo que tiene, todo su cariño, su amor, su dedicación sin pedir absolutamente nada a cambio. Y cuando digo nada es nada de verdad porque ella no me recrimina jamás que no llame por teléfono o que no pueda ir a verla a menudo o que tenga un genio de mil demonios de vez en cuando. Con ella la maldad está desterrada. Ayer le diagnosticaron alzhéimer. Que Dios no te dé lo que puedas aguantar, decía mi abuelita, ¡cuánta razón!

Mis experiencias como madre, en fin, los que seguís habitualmente esta bitácora cada día más deprimente y cacosa (y eso que pensaba que el 2011 estaba siendo un buen año, hasta ayer, claro) sabrán que no es que me haya ido precisamente bien, más bien todo lo contrario. Esta batalla respecto a las otras que narro en este post todavía no la doy por perdida del todo aunque personalmente ya no espero nada.

Madre.

¿Qué creen que puede significar para mí esa palabra después de leer este egotrip?

6 comentarios:

  1. ¿Ya conoces tu genética?
    Te llegará - no tengas la menor duda- el tiempo de la calma y de la paz interior que tanto necesitas.
    ¿Cómo que personalmente no esperas nada?

    Tas tontita o qué?

    Besos.
    Te leo todo lo que publicas aunque no ponga nada ¿Vale?

    Más besos

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  2. Hola, Aquí. No, no conozco mi genética ni ganas que tengo. Fue solo que cuando vine a por los papeles al Registro Civil, después de haber perdido el segundo churumbel, me dio la curiosidad de saber quién había sido capaz de abandonar a algo que, a priori, se quiere tanto. La sorpresa me la llevé cuando en mi partida de nacimiento real apareción también el nombre de él, de "mi padre". Y ahí se quedó el tema. Seguir adelante requiere de demasiada burocracia y yo no dispongo ni de mucho tiempo ni ya de muchas fuerzas. El tiempo lo dirá.

    Mira, llegará la paz, eso espero, pero por lo pronto, en menos de 24 horas dos sustos morrocotudos: un nuevo diagnóstico de alzhéimer (que he contado en el post) y a mi madre que le ha dado una trombosis.

    Aquí ando en el hospital, aguantando el tirón porque hay que aguantarle y ya está. Todo bien, ¿vale? Fuera de peligro relativamente. Veremos a ver.

    No estoy tontita, mujer, creo que soy bastante realista. :-) No es que crea en la suerte, ni buena ni mala, es que de verdad que me va un poco de culo y por más que cambie yo mis actitudes y mis aptitudes la cosa no cambia.

    Muchos besos, guapa. Gracias por leer. Me gustaría decir que sigo todos vuestros blogs, pero casi no tengo tiempo (y a veces ni ganas). Sé que has tenido un parón y que ahora, hace poquito, has reanudado tu andanza. Prometo ponerme al día. A ver si consigo un pincho de inet y puedo conectarme un poco más a menudo. Por lo pronto me he traído a mi querida y siempre acompañante "La Montaña Mágica". Solo me quedan unas 500 hojas. A ver si me la termino de una vez.

    Ufffff, menudo rollo. :-P

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  3. Lo primero es enfrentarte a la situación, sin perder de vista que la vida tiene muchas cosas que disfrutar.
    Lo segundo es adaptarte a la realidad.
    Lo tercero depende de que hagas bien los otros dos: no perder esa sonrisa tan tuya

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  4. Gracias, Pau. Créeme que me enfrento a la situación y que trato de adaptarme a la situación. Aquí es donde pienso que fallo: en la adaptación. Estoy como sobrepasada. Pero sí, me alientan las cosas bonitas de la vida como que ahora mismo se está preparando una buena tormenta en Madrid, un rabo de nube, que se lleve lo feo y nos deje el querube.

    Besos.

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  5. Tontita de forma cariñosa ¿Vale?
    Tampoco voy a decaer por las mala rachas...
    Las mías tampoco acaban.
    La tormenta me debió caer toda a mí.
    ¡vaya par! tú y yo


    Ya sabes que lo de leer o comentar en mi blog, no es importante.

    Besitos

    Besos

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  6. Gracias, Aquí. Un besito, ¡muak!

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