28/7/11

Menandritis

Uno de mis mejores amigos y yo cumplimos años con tres días de diferencia y tres años de separación. Hemos tenido la suerte de nacer en Otoño y de poder disfrutar en nuestros cumpleaños del regreso de las vacaciones de todos los de la cuadrilla para festejar la gran última fiesta del verano: San Mateo.

En estos días me viene a la cabeza el brindis que nos ofreció cuando abandonó los veintisiete años de edad: "ya nunca entraré al lugar exclusivo que habitan Hendrix, Joplin, Morrison y Cobain en el cielo". Que KurtCo se descerrajara la cabeza con una escopeta con veintisiete recién cumplidos marcó mucho a nuestra generación gruncheta, me temo.

Quiero hablar de muchas cosas que barruntan mi cerebro en los últimos días porque por un lado llevo unos meses con una sensación curiosa que no es otra que ahora cuando miro fotos o vídeos de Nirvana empiezo a ver a Kurt como un jovenzuelo... Siempre le había notado como alguien de mi edad, pero de repente un día viendo un especial de la banda de Seattle a altas horas de la madrugada en la tele, me di cuenta de que era más joven que yo. Obvio: ahora mismo tengo casi diez años más que los que tenía él cuando se suicidó.

Y por otro lado la muerte de Amy Winehouse, tan joven y talentosa, hace apenas ni una semana. Coincidencias de la vida el día que palmó había estado experimentando en el lienzo de mi cutis sus eye liners extremos mientras escuchaba esa maravilla que es "Back To Black".  Parece que lo suyo ha sido la crónica de una muerte anunciada. Alguna vez charlamos amigos músicos y yo sobre si bautizar a la Winehouse como la Joplin del siglo 21.  Al tiempo, dijimos. El tiempo nos ha dado la razón, aunque no quisiéramos que nos la diera.

En la música tenemos multitud de ejemplos que testifican a la perfección aquello de vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver. A saber: Janis Joplin, 27 años, sobredosis; Jimmi Hendrix, 27 años, cóctel explosivo de pastis y alcohol;  Jim Morrison (The Doors), 27 años, ¿ataque cardiaco?; Brian Jones (The Rolling Stones), 27 años, ¿ataque de asma?; Nick Drake, 26 años, suicidio; Jeff Buckley, 30 años, suicidio; Kurt Cobain (Nirvana), 27 años, suicidio; Shannon Hoon (Blind Melon), 27 años, sobredosis; Ian Curtis (Joy Division), 23 años, suicidio. Etcétera...

Viendo ya cercana la cifra del cuatro dando la bienvenida a mi edad me apetece casi más pensar en Eric Satie que ingresó en el Conservatorio con cuarenta tacos y fue capaz de crear piezas musicales de absoluto arrobamiento. O Philip Glass, que tras conducir años y años y años por las calles de New York en un yellow cab, nos sigue obsequiando con música con mayúsculas.

Me encantaría pensar que el dramaturgo Menandro estaba equivocado cuando pronunció su frase de aquellos a quienes los dioses aman mueren jóvenes. Pero no sé...

7 comentarios:

  1. Pensaba precisamente sobre esto no hace mucho. Dejar atrás a gente que muere antes de tiempo significa que tú sí que sigues adelante, envejeciendo, mientras ellos se quedan eternamente jóvenes. Creo que es en ese momento, cuando les miras y ves que el tiempo se paró para ellos, pero no para ti, cuando eres más consciente de su pérdida.

    ResponderEliminar
  2. Hola, Teresa.
    A mí lo de Amy me ha dejado un poco trastocada, ¿ves? Me quedé como lela cuando me enteré. Pobre chica. Me da verdadera lástima la gente que muere en esas edades, es como que se perdieran lo mejor de la vida, no sé... Bueno, con 27 ya has vivido un montón(cillo), pero la gente que muere con 16, 18, 20 y pocos... ufff, que ya se dan cuenta más o menos de qué va esto y aún les quedan miles de experiencias estupendas (y horribles, conste) que vivir... No me di cuenta de ello hasta que una de mis amigas -enfermera de profesión y por absoluta vocación- me hizo percatarme.

    ¿Cómo sería ahora Kurt Cobain? ¿Un mozo de 45 años? ¿O River Phoenix (anda que no lloramos su muerte en plena primaria)? ¿O Marilyn Monroe? ¿Seguirían brillando con esa luz tan potente o serían enanas marrones al borde de la extinción? Hmmm, nunca lo sabremos. Lo que sí que es cierto es que la luz que brilla con el doble de intensidad se consume en la mitad de tiempo, dioses o no mediante, para ahora apoyar un algo la teoría de Menandro, ciencias físicas mediante.

    Un besote.
    Cal.

    ResponderEliminar
  3. En casa, intentaron enseñarnos, que hay edad para vivir y la muerte viene cuando le da la gana y sin pedir permiso.
    Por más que nos lo digan, es dificil de aceptar.
    Valoro enormemente a las personas que eligen el camino más dificil, el de seguir.
    Mi hermano no supera la muerte de su hija y algún día...


    En los caso que expones, la fama desorbitada unida a la juventud y creer los demás que son dioses inmortales, les llevo a la destrucción personal.

    Una pena.

    Preciosa, aunque estoy de vacaciones y tengo la conexión de los picapiedras, me gusta pasar, leer y comentar.

    Un beso muy fuerte

    ResponderEliminar
  4. Superar la muerte de un hijo, Aquí, debe de ser lo más terrible que le puede suceder a uno en la vida. No quiero ni siquiera imaginármelo, ¡qué dolor! Sólo espero que él no haga ninguna tontería porque, aunque no le quito su parte romántica a eso del suicidio (en fin, me gusta mucho Larra, que hoy en día sería un bloguero estupendo, ¿se han fijado?), me parece una soberana tontería. ¡Todo lo que hay que ver, ja! A mí me harían falta tres o cuatro vidas más solo para poder leer todo lo que quiero leer. No te digo ya escribir, escuchar música, viajar, ver esculturas, pinturas, bailar... Ufff, ¡si la vida es un suspirillo de ná (por muy pindia que se ponga a veces)!

    Gracias por leerme, Aquí. Yo, como te comenté, estoy muy ego centrada y no hago caso ni al tato, aunque desde que me dado vacaciones del facebook estoy más productiva en otros lares, con son los blogs. Me iré de vacaciones en breve y estoy dejando al cencerro y a la muerte un poco amuebladas pues pretendo desaparecer durante algo más de dos semanas con la única compañía de mi cámara, libros y libretas con boli y el motor de mi Golfo, cosa que no hago desde 2005, así que ya me lo merezco, ¡sí!

    Muuuuchos, muchos besos.
    Cal.

    ResponderEliminar
  5. Ni falta que hace que vayas de un a otro. ja.
    Como creo sabes, no soy muy aficionada a las visitas y a la inversa.

    Pásalo muy bien y desconecta de todo.

    Un abrazo

    Desconecto. Pluf, pluf

    Aquí

    ResponderEliminar
  6. Otro besote para ti, Porto. ;-D

    ResponderEliminar