Corto Maltés es uno de mis personajes favoritos de cómic. De hecho me parece una especie de hombre ideal, lo mismo que Denyn Finch, lo mismo que Lázsló Almásy, lo mismo que Indiana Jones... Todos ellos grandes viajeros, grandes descubridores, gente alérgica a la propiedad privada y a las posesiones terrenales. Almas libres, ese deseo infantil que tengo desde que la razón ¿entró? en mi cabeza y que me llevó a pertrechar la fantasía de estudiar periodismo y fotografía para estar todo el día de la Ceca a la Meca sin conocer por entonces la existencia de una realidad más cercana y habitual a la que llamamos oficina.
Coño, qué introducción más no sé qué qué sé yo para decirles que ¡me piro! Voy a hacer una de las cosas que siempre he querido hacer en mi vida y que solo pude llevar a cabo en la isla de Cuba: coger un coche y largarme. Sin rumbo. Sin plan. Con todo lo necesario para (sobre)vivir en una mochila. Nada más. Vale, sí, sin mi cámara de fotos no soy nadie. Y un cuadernito para apuntar cosillas que luego espero contarles. ;-) Bueno... y una paradita en el camino para ver a mi amada amiga, compañera, apoyo en estos últimos años tan duros, novia, hermana pequeña y mayor, faro entre el oleaje -Speranza Gon- que está muy pochuca y no puede ser.
Espero que mi viaje sea como el viaje que nos proponen la banda francesa Air. Les he visto una vez, pero no me hagan darles cuenta del asunto: llevaba un colocón de marihuana importante, así que aquello me pareció algo onírico y mágico y supongo que sería así a tenor de las críticas que leí al día siguiente, no sé...
Nos vemos a la vuelta y no me lloren que les he dejado unos post de fondo de armario para que gasten su exiguo tiempo vital en egoblogs de kk como este ¡y yo que lo vea! Comenten, comenten, comenten.
Cal.
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