"La diferencia entre ricos y pobres es que los pobres venden droga para comprarse unas Nike, y los ricos venden sus Nike para comprarse droga".
A lo que se dedicaba el señor Beigbeder es a lo que yo he dedicado mis once últimos años de vida y pretendo dedicarme sin demasiado éxito (¿tendré el teléfono averiado que nadie llama?). Necesito un trabajo como agüica de mayo.
Anda, tengo ese libro, regalado de segunda mano por el hermano de Filla. ¿Lo recomiendas, entonces?
ResponderEliminarUn beso, Cal, querida.
Yo lo recomiendo encarecidamente, Portorosa. Lo leí hace ya algún tiempo, justo cuando me dedicaba a la creatividad publicitaria (como el personaje en cuestión) y me gustó mucho. Para desgracia de la profesión a la que me dedicaba (y busco dedicarme) he de decir que me pareció que todo o casi todo lo que contaba era de una realidad desoladora. Me causó mucha desazón y mucho cargo de conciencia y eso que yo nunca he llevado cuentas tan importantes...
ResponderEliminarNo me odies después de leerlo, querido, porque somos unos bichos de tomo y lomo.
Ah, un besote, claro. ;-D
ResponderEliminarNo se me ocurre qué tendría que leer yo para odiarte, querida :)
ResponderEliminarLéelo y ya verás. Dios mío, tendría que haber nacido con menos escrúpulos para dedicarme a un mundo así. Y lo peor de todo es que ¡me gusta!
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